Música
Para mí que el Gobierno está en contra de la huelga general porque no sabe qué hacer durante ese inesperado día de ocio en el que los miembros, con perdón, se van a quedar todos solitos y hasta sin verse en los telediarios, con la afición que le han tomado al asunto. Horror al vacío es lo que les invade, como a los arquitectos y urbanistas posmodernos. Van a tener que llenarse el día de paro con cachirulos tipo nueva remodelación de barrio y papeleras abstractas.Los españoles hemos disfrutado de tan pocas huelgas totales en nuestra historia que hay que afrontar ésta del 14 con el manual de instrucciones en la mesilla de noche. En el caso del Gabinete, el asunto precisa aún de mayores recomendaciones, pues con el acelere hacia el 2000 que llevan los ministros se han dejado por el camino el aparato de rebobinar y están como Gregory Peck en Recuerda, aunque jamás mudos como Jane Wyman en Belinda, que sería lo conveniente. Sobre todo para la portavoz, que se les está quedando afónica con el trajín, y cada vez habla con un tono más viril, lo cual reduce automáticamente la cuota del 25%.
En lugar de tomarse la cosa con serenidad y apresurarse a disfrutar de esa jornada de asueto en la que no tendrán que decir oviamente, prioridades, estríctus sensus, cuota parte, créanme y etcétera, se sulfuran. Sería mucho mejor para su circulación arterial, varices, venéreas y otras molestias que se relajaran y gozasen, aunque fuera con las piernas cerradas. Total, para cuatro días que van a vivir, incluso ellos.
Yo les recomendaría que aprovecharan la oportunidad para reunirse con sus señoras y señores en la Bodeguiya, en tomo al presidente y la respectiva, y que Narciso se llevara además el piano y les tocara el Paro Eliso de Federico Beethoven, que induda blemente es la composición más adecuada para esta oportunidad, excepción hecha de la Polonesa de Ludwing von Walesa, con Do nuta a los platillos y el Papa al bombo. Podrían incluso fundar un orfeón, con la ayuda de José María el Beniguillas.
