Escándalo en el Bundestag
Como ciudadano de la RFA, temporalmente residente en España, me urge comentar la noticia publicada en EL PAÍS (11-11-88, página 5) Escándalo en el Bundestag.1) Me parece que el escándalo más profundo reside en el hecho de que el Estado de la RFA, que se concibe como entidad sucesora del Reich alemán, monte actos conmemorativos en torno a los seres aniquilados por su Estado predecesor.
2) Además, resulta una actitud mentirosísima si la clase política de la RFA, después del discurso de Jenninger, hace gala de sus preocupaciones a causa del "prestigio estatal". Lo que ha hecho Jenninger indica una manera probada de hacerse con la historia alemana. En esta amputación del período de la dictadura nazi en una fase "fascinante" (hasta 1939) y otro, digamos mal hecha, coincide una amplia parte de la población de la RFA.
3) Opina el señor Tersch: "Nadie duda sobre las convicciones democráticas y antirracistas de Jenninger". Por supuesto que no. Que nadie duda del valor democrático de un caballero que destrozó personalmente una exposición de carteles políticos (del socialdemócrata Staeck en los años setenta) y que milita en un partido (la CSU), el cual es el más fiel aliado de los racistas surafricanos.
4) Si el segundo alto mando de la RFA se pronuncia de esta manera, no se trata de un accidente ni de "insensibilidad". Además, funciona la historia en este caso como mero fondo de proyección. Hay que fijarse en qué consiste lo fascinante de los primeros años de la dictadura nazi: haber conseguido ser "la potencia hegemónica del continente". El discurso de Jenninger me parece uno más en la serie de pronunciamientos del malestar de la derecha alemana, que quisiera aprovechar el peso económico de la RFA para erigirse en una potencia mundial en términos político-militares.
Tiene que ver con la añoranza.- Urich Rasche.
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