_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Bush, a examen

MES Y medio antes de su toma de posesión, George Bush está obligado por los acontecimientos a actuar como si ya fuera presidente de EE UU. El mundo tiene la sensación de que Reagan ha dejado de ser primer mandatario, y las actitudes, sobre todo las económicas, han ido evolucionando en función de lo que se presume será la política de Bush cuando se instale en la Casa Blanca en enero. La consecuencia es que la capacidad de gobierno del presidente electo está siendo sometida a análisis antes incluso de que haya accedido al puesto de mando.El ejemplo más claro es la caída del dólar. El anuncio de la elección de Bush fue acogido por la Bolsa de Nueva York con un desplome de 100 enteros, y por los mercados financieros internacionales, con un brusco recorte del 10% en el valor del dólar, muestra de la desconfianza con que eran recibidas entre los agentes económicos las escasas garantías aportadas por Bush para corregir los dos tremendos déficit (el público y el comercial) que lastran a la economía norteamericana. El candidato electo ha declarado una y otra vez que no piensa tocar los impuestos. Los interrogantes que ello plantea en relación con el déficit presupuestario, con el comportamiento de las tasas de interés si éste no es corregido, con la depreciación continuada del dólar y con la evolución de las restantes economías desarrolladas, no pueden empezar a ser despejados, porque el presidente electo aún tiene las manos atadas y, de hecho, no actúa. Pero la promesa de que será el primer tema al que se enfrentará nada más jurar el cargo el 20 de enero no ha tranquilizado a nadie.

También en el terreno de la actuación política, los acontecimientos no pueden esperar al relevo presidencial. George Bush ha tomado ya dos importantes iniciativas: ha celebrado una entrevista muy significativa con el presidente electo de México, Carlos Salinas de Gortari, que toma posesión de su cargo el próximo 1 de diciembre, y tendrá una primera reunión de trabajo con el líder soviético, Gorbachov, durante la inmediata visita de éste a Nueva York.

Pero es en el capítulo de los nombramientos en el que el nuevo presidente está dando más pistas sobre las líneas maestras de su mandato. Después del grave error de escoger a Dan Quayle para la vicepresidencia, Bush está recurriendo a políticos largamente experimentados en cargos públicos para los puestos claves de su Administración. Jim Baker, el nuevo secretario de Estado, no sólo conoce los interiores de la Casa Blanca, sino que ha demostrado ser un hábil conductor de campaña y será un negociador serio y competente. Para ayudarle en cuestiones estratégicas y en las relaciones con la URSS, Bush ha seleccionado a dos halcones moderados: Brent Scowcroft, como consejero nacional de Seguridad, y -aunque está aún sin confirmar- John Tower, como secretario de Defensa. El presidente electo ha decidido además mantener a Jim Brady como secretario del Tesoro, lo que reforzará la tendencia al continuismo en la política económica estadounidense, y ha nombrado a otro experto profesional, Richard Darman, como todopoderoso jefe de la Oficina de Presupuesto. The New York Times ha comentado que con estos nombramientos es evidente que George Bush "tiene más interés en resolver problemas que en hacer exhibición de ideología".

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_