Miles de salvadoreños exigen abrir diálogo con la guerrilla
ENVIADO ESPECIAL Una de las más grandes manifestaciones celebradas en El Salvador desde el entierro de monseñor Armilfo Romero pidió ayer el diálogo y la negociación para poner fin a la guerra civil. La marcha concluyó ante el hotel donde delegados de la Organización de Estados Americanos (OEA) leen discursos infinitos sobre los problemas del hemisferio.
La manifestación ha sido interpretada por el Ejército como un acto de apoyo a la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Había sido convocada por organizaciones populares que respaldan el debate nacional patrocinado por la Iglesia salvadoreña. Dos filas kilométricas de manifestantes recorrieron casi toda la ciudad de San Salvador entre gritos a favor del diálogo y de "una paz con justicia social". Mujeres con palmas de papel, campesinos del interior del país, estudiantes, trabajadores y miembros de distintas iglesias tomaron parte en la manifestación en un orden ejemplar.El hotel sede de la OEA estuvo todo el día protegido por tanquetas militares, ametralladoras y fuertes contingentes de soldados, pero hasta el momento de cerrar esta edición no se habían producido enfrentamiento s. Un helicóptero militar vigiló la marcha y numerosas patrullas custodiaban las calles por las que transcurrió la manifestación. Algunas de las organizaciones convocantes contaron más de 100.000 personas; otras fuentes, poco más de 10.000; pero en todo caso se trata de una de las concentraciones más numerosas vistas en los últimos años en este país, de más de cinco millones de habitantes.
Plan desestabilizador
El coronel René Emilio Ponce, nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército, había declarado esta semana que la manifestación formaba parte de un plan desestabilizador dirigido por el FMLN. El arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera y Damas, opinó que se trataba de un acto estrictamente a favor de la paz. Mario Tulio Lima, dirigente del sindicato Unidad Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS), al que el Gobierno considera próximo a la guerrilla, lo calificó de "un triunfo del movimiento popular y progresista".
"Ya no querernos más matanzas, ya no queremos más desplazados. El pueblo ya pagó su cuota de sangre. Esta guerra no tiene razón de ser. Estamos demandando a las partes en conflicto diálogo y negociación, pero un diálogo honesto, no un diálogo táctico. Paz con justicia social", gritaba desde una camioneta uno de los organizadores.
Observadores independientes consideran que en la marcha participaron todos los sectores, desde el centro hasta la izquierda guerrillera. El Gobierno y las fuerzas armadas vieron la manifestación como un acto hostil, porque ambos tienen en estos momentos una posición contraria a la reanudación de las negociaciones.
El presidente Napoleón Duarte hizo el pasado lunes, en la reunión de la OEA, un llamamiento para que el FMLN abandone la violencia, pero no habló de reanudar la negociación. El FMLNsí ha hecho a lo largo de este año convocatorias de diálogo, pese a que, según declaraba ayer a este diario el máximo dirigente guerrillero, Joaquín Villalobos, confian en que pueden llegar al poder mediante la victoria militar.
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