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A la gente le gusta especular con la limpieza

El barrio de la Ballesta y todo su callejero de animales nocturnos va a quedar en estado de revista, según prometen, dentro de poco. Lo mismo le ocurrirá a la periferia chabolista y quizá a otros reductos de cosas feas. La gente se pregunta siempre de forma parecida cuando le cuentan operaciones de este estilo. ¿Cómo se hace para que desaparezca algo que no ha sido puesto en su sitio por el azar sino por la necesidad? Las prostitutas, las drogas o la miseria no son un decorado desmontable que alguien quita o arma cuando le conviene. Son un producto de la vida de una ciudad o tal vez el producto de esta forma de estar vivos. El caso es que han crecido con aquello que les rechaza, forman parte de su historia y de sus desastres. Por eso, cuando alguien inventa contra ellos una operación de limpieza la gente se hace la misma pregunta. ¿Cómo desaparecen?Hecha la pregunta de esta manera es habitual que aquellos que están obligados ofrezcan sólo falsas respuestas. O no digan nada. No es fácil que las autoridades declaren que las prostitutas o los chabolistas irán a una nueva reclusión, a través de las instituciones o a través de algún páramo donde se les verá menos. Sin que cambien las condiciones de su vida y sin que cambie el papel asignado. Tampoco pueden aceptar que, eliminando su medio de vida, se elimine también a los desahuciados. No quieren matar a nadie, sólo aspiran a fregar unas cuantas fachadas. Por tanto, no se obtiene nada de la pregunta fundamental, porque en el fondo la parte administrativa juega con el olvido y la ocultación. Saben que al ciudadano medio interesado le define una relación especial entre su memoria y su vista. La ciudad es así: lo que desaparece de los sentidos desaparece también de la historia. Pasa en el amor y, en la arquitectura.

Es mejor no hacer preguntas que nadie querrá responder. Si se quiere averiguar algo vale más fijarse en las cosas que sustituyen a las anteriores. En e! brillo nuevo que ocupa los lugares de la vieja suciedad. Por ejemplo, todo el mundo sabe que los precios de la vivienda subirán de forma importante cuando la Ballesta haya conjurado su maldición. Los especuladores son, gente hecha de buenos reflejos y ya tienen calculado un proyecto de futuro. Ahora la pregunta debiera ser otra: ¿Por qué toda operación de limpieza concluye siempre en un auge de la especulación? Dicho de forma menos cerrada, ¿por qué la limpieza de unos, sugiere aotros especular con esa misma limpieza? Da igual que la operación sea consistorial y que la especulación sea inmobiliaria, lo importante es que toda eliminación incluye siempre el beneficio ajeno, nunca el de los eliminados.

Da igual que la especulación sea inmobiliaria porque hay muchas otras clases de especulación que viven a costa de la limpieza ajena. Por ejemplo, la especulación sobre la moral, la seguridad o el placer (gente que disfruta con cualquier variedad de razzia) que producen estas operaciones. Lo cierto es que todas ellas seejercen contra alguien y que ex¡gen que alguien las padezca. Se ignora cuál ha sido la estimada. por las autoridades, pero es seguro que se ha detenido en el punto en el que empieza el daño de los, otros.

Toda limpieza es una coartada, ya se sabe. Lo nefasto es la. cantidad de discurso inútil que producen, la cantidad de nueva. miseria. La nueva zona de especulación sobre el suelo producirá desde luego inquilinos más pobres, aparte de lo que pueda. suceder con los eliminados Pero también las otras especulaciones producirán nueva pobreza. Los, argumentos de moralidad diseñarán espíritus más pacatos, los de seguridad más miedosos, los de simple placer más sádicos. Se especula con el suelo con la misma falta de generosidad que se especula con la gente cuando se le oculta la barbarie mediante llamadas a un oscuro sentido civil.

Lo peor de todo es que existen muchas posibilidades de que no se haga nada. Que la operación se quede en la amenaza y que entonces la amenaza sea la auténtica operación de limpieza. La que friegue, no las fachadas, sino la cabeza de la gente.

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