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Y antes de la alta velocidad, ¿qué?

Renfe lucha contra la inercia de sus empleados, que generan numerosas quejas de los usuarios

Retrasos de los trenes, suciedad, abandono, falta de información, aglomeración en los vagones de cercanías, son quejas frecuentes que hacen los usuarios de Renfe. En un momento en que esta empresa acaba de poner en marcha un ambicioso plan de renovación ferroviaria, el Plan de Transporte Ferroviario (PTF), que incluye el tren de alta velocidad, muchos viajeros de los trenes españoles denuncian que sus condiciones son en algunos casos tercermundistas. Altos cargos de la empresa creen tener claro el diagnóstico de los males de Renfe. Para resolverlos hay ya diseñados unos planes concretos de actuación, pero cambiar "la cultura de una empresa con 53.000 personas en plantilla no es fácil".

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Pilar Recio, natural de Sevilla y residente en Gijón desde hace un año, cuenta su experiencia, la noche del 20 al 21 de octubre, en el express Madrid-Sevilla. "Viajaba en litera. A las seis de la mañana nos despertó un revisor, y nos dijo que nos iban a subir a un autobús. Estábamos en Manzanares. Al parecer había descarrilado un tren en Despeñaperros y nos iban a llevar a Espeluy, entre Jaén y Córdoba para allí coger un tren que nos llevaría hasta Sevilla. Desde la una de la madrugada el tren estuvo parado y sin embargo hasta las seis no nos dijeron nada. Cuando llegamos a Espeluy el desorden era terrible, nadie nos explicaba nada y ni siquiera le habían dado la vuelta a la máquina para que el tren pudiera volver a Sevilla. Eran las ocho de la mañana y allí estuvimos hasta las diez y media sin que nadie nos diera explicaciones. Llegamos a Sevilla a la una y media de la tarde, con más de cinco horas de retraso".Javier Almodóvar, natural de Sevilla y residente en Madrid, viajero de este mismo tren, se queja no "tanto del retraso sufrido, consecuencia lógica del accidente, como de la total descoordinación que mostró en todo momento el personal de Renfe".

Rubén Darío Rodríguez, director de Información y Atención al cliente dependiente de la dirección de Gestión Comercial de Renfe aclara: "Cuando hay un retraso notable hay instrucciones clarísimas de informar al cliente". Emilio Arsuaga, director de Mercadotecnia, rnatiza: "Hay unos hábitos culturales difíciles de transformar". "Antes", añade Darío Rodríguez, "la función de los interventores era esencialmente fiscalizadora. Es difícil cambiar y convertirla en una actitud de servicio".

"Hace un año se puso en marcha un plan de formación de todo el personal que está en contacto con los clientes (interventores, informadores, factores). En la Escuela de Gestión de Madrid se están ralizando cursos de tres días de duración a cargo de especialistas que dan clases a grupos reducidos", continua Darío Rodríguez.

Las quejas de Luis García, asturiano residente en Madrid, también van dirigidas contra un express nocturno, en este caso el que hace el trayecto Madrid-Algeciras. "La imagen que me ha quedado es totalmente tercermundista, además de que llegamos con retraso, la sensación que te producen los trenes es de abandono total. Los empleados parecen estar siempre de malhumor y la suciedad de los vagones parece haberse acumulado durante muchos años". "Hice el viaje de ida y vuelta el fin de semana del 7 al 9 de octubre. Los problemas de la ¡da se repitieron a la vuelta. Viajaba con billete de cama individual y me asignaron un departamento que más bien parecía una pocilga. Cuando salí a protestar, observé que el vagón contiguo era un coche moderno. Tras el pago de un suplemento de 3.000 pesetas conseguí un departamento normal, de diseño más moderno, limpio, nuevo, cómodo y con una pequeña ducha". "Tanto a la ida como a la vuelta el tren no llevaba restaurante, continúa Luis García. "Como el agua del grifo no es potable había que recurrir a un empleado que llevaba botellas de agua mineral sin enfriar y racionadas. No era fácil comprar más de una por persona 'por si se acababan'. En un departamento de segunda clase, un individuo, despachaba bocadillos que preparaba directamente sobre el asiento sobre el que tenía un barreño de plástico con hielo y bebidas".

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Demanda de camas

A estas quejas replica Darío Rodríguez diciendo: "Desde hace un año funcionan los coches camas con ducha. Antes de fin de año se van a instalar 40 de estos nuevos coches. Progresivamente se van retirando los viejos. Arsuaga explica: "La demanda de camas es enorme y no podemos retirar de golpe todos los vagones antiguos. A finales de 1989 estará renovado totalmente el parque de coches camas. También se está mejorando el parque de trenes con restaurantes y cafeterías".

Ana Nebot centra sus quejas en el electrotrén Torre del Oro, que hace el recorrido de Sevilla a Barcelona. "El domingo 26 de junio el tren llegó a la estación de Castellón a las 20.30, su hora oficial de llegada es las 18.20. A la altura de Vinaroz se estropeó la máquina. Al parecer, era la segunda vez que la cambiaban en este viaje. Estuvimos sin luz en el tren desde las 9 hasta la 1 de la madrugada. Dado que íbamos a llegar con mucho retraso el revisor nos prometió que a la llegada a Barcelona nos conseguirían taxis para llegar a nuestras casas. El tren llegó a Barcelona a las 4 de la madrugada, su hora oficial son las 21.30. Llovía a mares y nadie se responsabilizó de los taxis prometidos".

Hilda Hernández se lamenta de la tortura que supone realizar todos los días el viaje de ¡da y vuelta desde Villalba a Madrid en trenes de cercanías. "La situación es la misma que en el metro a horas punta, con la diferencia que en metro los trayectos suelen ser de 10 minutos y éste es de una hora. Vamos apiñados, como 'piojos en costura'".

Alex Parreño, estudiante de Formación Profesional, reside en Bellvitge, barrio periférico de L'Hospitalet (Barcelona). "El principal problema es la falta de puntualidad. Todos los días cojo el tren para ir al colegio al Paseo de Gràcia en Barcelona. El recorrido es sólo de diez minutos pero sistemáticamente el tren llega tarde".

Dentro del plan de cercanías que tiene en marcha Renfe figura la creación de nuevas líneas en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. A partir del verano de 1989 se incorporarán 100 unidades (trenes) nuevas de diseño moderno, ergonómico, con material antivandálico, radiotelefonía y aire acondicionado. Además, explica Arsuaga, "está previsto contratar 60 coches de dos pisos".

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