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Menos cesáreas

Ginecólogos norteamericanos recomiendan que los segundos partos se hagan por vía vaginal

"Donde se ha hecho una cesárea hay que repetir". Éste era el eslogan que seguía la mayoría de los ginecólogos desde la I Guerra Mundial. A mediados de los ochenta, uno de cada cuatro bebés norteamericanos nacía por cesárea. Esto convirtió a Estados Unidos en el líder mundial de las cesáreas. En 1987 se estimaba que el 35% de las operaciones se hacían sólo porque la madre se había hecho previamente la cesárea.

La semana pasada, el Colegio Norteamericano de Obstetras y Ginecólogos difundió oficialmente, por primera vez en 70 años, unas directrices para la práctica de las cesáreas. Sus recomendaciones son: "Los médicos deben fomentar en las madres que han tenido cesárea que tengan los segundos partos por vía vaginal si no hay razones que recomienden una operación".Aunque muchos doctores han aconsejado a las mujeres que no vuelvan a practicarse cesáreas, el alto índice de las mismas ha continuado por distintos motivos. Entre ellos, los indicios de anomalías fetales en niños largos; que tienen dificultades para salir vaginalmente y cuyos partos exigen un esfuerzo exhaustivo de las madres.

Menor riesgo

Otro factor significativo es que muchos doctores realizan las cesáreas a la menor señal de riesgo, para protegerse a sí mismos contra posibles demandas por negligencia. Por otro lado, las cesáreas exigen menos tiempo en el quirófano. Es más fácil programar una cesárea para las ocho de la mañana y acabarla a las 8.30, dice Mortimer Rosen director de obstetricia y ginecología en el hospital Presbiteriano de Nueva York.Durante la pasada década, los estudios han demostrado que los nacimientos vaginales son posibles entre el 50% y el 80% de las mujeres que han tenido cesáreas previas. Las operaciones de cesárea corren los mismos riesgos que la mayoría de las operaciones, incluyendo las complicaciones asociadas con la anestesia, transfusiones sanguíneas y las infecciones, en particular las de útero.

La incidencia de la mortalidad maternal es el doble en las mujeres que repiten cesáreas. Y en los niños se incrementan los riesgos de los problemas respiratorios causados por la anestesia que se le proporciona a la madre. Por otro lado, los beneficios de los nacimientos vaginales después de una cesárea han contrapesado las ventajas de los nacimientos por cesárea, dice R. Harold Holbrook, Jr., director de medicina maternofetal del Centro Médico de Stanford. "Se ha demostrado palpablemente que es más seguro tener un nacimiento natural después de haber sufrido previamente una cesárea".

Los médicos están convencidos de que las mujeres que han tenido una incisión uterina cervical, que ahora se practica en menos del 1% de las cesáreas, corren el riesgo de que se rasgue la cicatriz. En esos casos la recomiendan de nuevo.

"Aunque en España no se ha llegado a ese punto de alarma, el número de cesáreas se incrementa poco a poco, ya que han disminuido mucho sus riesgos y cada vez se realizan con técnica más sencilla. Entre un 10% y un 15% de todos los nacimientos se debe a este método, aunque no se llega a la proporción estadounidense. Allí, uno de cada cuatro nacimientos ocurre por cesárea", dice José Antonio Usandizaga, jefe del servicio de obstetricia y ginecología de la ciudad sanitaria La Paz.

Luis Galera, médico adjunto de obstetricia y ginecología del Instituto Dexeus, de Barcelona, opina que el número de cesáreas que se practica en los hospitales españoles que atienden partos de alto riesgo es aún mayor, se sitúa entre un 16% y un 17% y se estabilizará en un 18%, informa Ana Alfageme. Galera cree que la cesárea no es una operación precisamente inocua, "desde el momento en que se practica una incisión, se abre el abdomen y existe riesgo de infección. Las indicaciones principales para practicar una cesárea son, según este médico, cuando se descubra sufrimiento del feto durante el parto o cuando haya desproporción entre las medidas del niño y las de la pelvis de la madre.

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