El fiscal investigará a los trabajadores que fabricaron las 47.000 vacunas defectuosas

El fiscal que investiga sobre las 47.000 vacunas defectuosas contra la polio interrogó ayer al gerente de Laboratorios Llorente, Luis Fernández Quero. Este reiteró su convicción de que el error no se produjo en el laboratorio. El fiscal investigará ahora a los empleados que intervinieron en su fabricación, a los que Fernández Quero no ha preguntado aún si cometieron algún error, por juzgarlo "imposible".

Fernando Sequeros, fiscal de la Audiencia Territorial de Madrid que investiga este, caso, ha solicitado la relación de trabajadores que han tenido relación con este lote de vacunas durante su fabricación y conservación. Estas personas, según Fernández Quero, son cuatro o cinco.También admite que algunos pacientes rechazan ya recibir productos de su marca. "Estamos muy preocupados", dice, por la erosión en la imagen del laboratorio, "que es muy difícil de recuperar". Y defiende la trayectoria centenaria de la firma, que se vio salpicada anteriormente "sólo", según indica, por sendos "problemas por publicidad no ortodoxa y unos sueros contaminados".

Fuentes jurídicas han informado que la fiscalía ha solicitado un dictamen al Centro Nacional de Farmacobiología para que se precise al máximo si el error se produjo o no dentro del laboratorio, aunque este no permita esclarecer qué persona lo cometió, ni cómo ocurrió. Este dictamen puede tener un "valor definitivo", según las citadas fuentes, pero su conclusión se dilatará semanas.

Las pesquisas que ahora se abrirán sobre trabajadores de Laboratorios Llorente tendrán ribetes detectivescos dado que se investigará no sólo un posible error por negligencia, sino una acción intencionada de algún empleado resentido con la empresa, por lo que se escudriñarán sus antecedentes, conflictos, sanciones.

La fiscalía, según fuentes conocedoras de la investigación, se plantea tres hipótesis clave: algún trabajador descongeló este lote al sacarlo de la nevera y lo reintrodujo sin comunicarlo a nadie; al sacarlo del frigorífico para su distribución sobrepasó su temperatura máxima, o, por último, se produjo un fallo en el líquido en el que iba incorporado el producto. Esta última posibilidad concita ahora la mayor atención de los expertos.