Achille Occhetto gana la batalla para renovar el partido comunista en Italia
Achille Occhetto, el nuevo secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI), ha ganado su primera gran batalla política al conseguir el pasado fin de semana la adhesión de la izquierda de esta formación política -la que lidera Pietro Ingrao- y de la derecha de Giorgio Napolitano a su documento preparatorio del congreso de marzo, con el que lanza el "nuevo partido comunista".Ante los dos frentes que se oponían a su línea centrista, Oechetto se ha inclinado hacia la izquierda de Ingrao, el anciano líder histórico, quien ha dado al documento un "sí convencido". Por su parte, el reformista Napolitano le concedió un "sí sufrido", mientras que se ha quedado fuera, solitario, el indomable y nostálgico filosoviético Armando Cossutta, que representa casi una nota fólclórica en el partido y que le ha dado al secretario general un "no tajante".
Occhetto, comentando con satisfacción el éxito conseguido en la reunión del Comité Central, que con la aprobación del documento ha abierto ya el debate congresual, ha afirmado que se ha tratado de una "unanimidad sin unanimismo". Y eso porque, a pesar de la adhesión final a sus propuestas, tanto la derecha como la izquierda han dado dura batalla para intentar corregir parte del documento.
Occhetto ha evitado que una parte importante del partido, como el grupo de Ingrao o el de Napolitano, se enfrentasen, como habían amenazado, presentando documentos alternativos al congreso, cosa que sí va a hacer el solitario Cossutta.
En su afán de renovación a fondo del partido, Oechetto ha llegado a hablar de "nuevo código genético del partido comunista".
El secretario general está dispuesto a ir hacia adelante sin pausa, en la línea del líder soviético, Mijail Gorbachov, buen amigo suyo personal.
Ha prometido que pondrá sobre todo el acento en la defensa de las nuevas clases emergentes, los movimientos por la paz, el feminismo, los verdes, los jóvenes desocupados, los ancianos, etcétera.
Ha afirmado que su oposición tanto a la Democracia Cristiana como al partido socialista está condicionada por el hecho, que espera sea coyuntural, de que el líder socialista Bettino Craxi y el democristiano Ciriaco de Mita han creado un pacto de poder para aislar al PCI y dejarlo fuera de la gran reforma institucional.
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