Korotich se compromete a presentar la lista de los presos políticos a la fiscalía soviética
El periodista soviético Vitali Korotich, director de semanario Ogoniok, el más perestroiko de los que se editan hoy día en la URSS, se comprometió ayer en público a exigir explicaciones a la fiscalía de su país sobre la lista de los presos políticos recogida por los emigrantes en la publicación Strana i Mir. La sesión de ayer del simposio La perestroika. ¿A dónde va la Unión Soviética? que se celebra en Barcelona, se dedicó a la problemática del partido único ante la reforma, aunque de nuevo la sombra del pasado, sea en la forma del fantasma de Trotski, sea bajo el peso del recuerdo de la represión, planeó emocionalmente sobre la sala.
Los especialistas occidentales coincidieron todos ellos en la inevitabilidad de un pluripartidismo en la Unión Soviética, si la reforma sigue adelante. Sin embargo, los participantes soviéticos e incluso algunos exiliados, trataron de quitarle importancia al tema, o, en todo caso, considerarlo una cuestión a plantearse más adelante. Para Ludolfo Paramio, por ejemplo, el previsto pluralismo de candidaturas en las elecciones de la próxima primavera, no cumple el papel de los partidos políticos, aunque, añadió, "tal vez no haya que plantearse hablar de partidos políticos, pero sí por lo menos de listas elaboradas a nivel nacional".El editor exiliado Valeri Chalidze, nacionalizado norteamericano y votante de Reagan, se mostró más preocupado por que el actual partido único "se someta a las leyes". Según Chalidze " el país [soviético] no está acostumbrado a observar la ley, y el partido aún menos".
En general, los ponentes de ayer parecieron dudar de la conveniencia de propugnar un inmediato pluripartidismo en la URSS y apostar porque sea la propia sociedad la que fuerce esta variedad de opciones.
Tras estas primeras intervenciones desapasionadas sobre el tema del pluralismo político, el editor de la revista rusa en el exilio Strana i Mir, Kronid Lubarski, tomó la palabra para referirse a las declaraciones del jueves en Moscú del canciller de la RFA Helmuth Kohl, según las cuales el líder soviético Mijail Gorbachov le había prometido poner en libertad a los presos políticos. Lubarski, sin embargo, mostró su decepcíón por la subsiguiente aclaración del portavoz del ministerio de Exteriores de la URSS, Guenadi Guerasimov, que aseguró posteriormente que no había más de dos docenas de prisioneros políticos en la URSS. "La montaña ha parido un ratón", dijo el editor de Strana i Mir, "hay por lo menos una cifra diez veces mayor de presos políticos" (Ver EL PAÍS del 26 de octubre). Lubarski, que indicó que su publicación publicaría en breve la relación de encarcelados por motivos políticos, mostró su extrañeza por las dificultades que está encontrando Gorbachov para liberar un par de cientos de disidentes, mientras que "Jruschov liberó millones en menos tiempo" y pidió a los soviéticos presentes en el simposio que denunciaran el caso.
Garantías legales
"Yo me comprometo a llevar estas listas a la fiscalía", dijo Vitali Korotich. El director de 0goniok se mostró de acuerdo en que todo el tema de los presos políticos está siendo llevado de una manera muy poco ortodoxa en su país. "Fueron detenidos no se sabe cómo y algunos han sido liberados tampoco se sabe cómo. Si los detuvieron ilegalmente, aquellos que lo hicieron deben ser juzgados conforme a la ley. Si los sueltan y eran culpables, ¿por qué los sueltan?, y si se considera que han cometido algún delito, entonces que los juzgue públicamente para que sepamos de qué se les acusa con el código penal en la mano", razonó Korotich. "Hoy tiene que haber garantías legales en la URSS", concluyó.El periodista soviético se mostró extremadamente crítico con el sistema judicial de su país, al que llegó a comparar con el tristemente famoso Tribunal de la Inquisición en España. Korotich exigió también que se promulgue una ley que permita el acceso a los archivos históricos de su país para poder conocer el pasado de primera mano. En su opinión, las recientes rehabilitaciones póstumas y condenas de políticos de] pasado no tienen sentido. "Si ahora dicen que Bujarin tiene razón, resulta que la tiene en todo, y si Stalin no la tiene, resulta que no la tiene en nada, tenemos una historia en blanco y negro", dijo.
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