"El de ahora es un momento emocionante", afirma Maia Plisetskaia
La directora del Ballet Lírico ensaya 'María Estuardo', con coreografía de José Granero
"Maia Plisetskaia es una gran bailarina a la búsqueda de un gran coreógrafo", escribía The New York Times a finales del pasado mes de marzo, tras la gran gala organizada en su honor en Boston -donde, por primera vez, bailarines rusos de dentro y fuera de la Unión Soviética bailaron juntos- como símbolo del acercamiento cultural entre e Este y el Oeste. Ahora, meses después, cuando Maia Plisetskaia habla de María Estuardo, de José Granero, que ensaya en los sótanos del teatro Real -donde tiene su sede el Ballet del Teatro Lírico Nacional-, diríase que ya ha encontrado ese coreógrafo: "Es un momento emocionante, excepcional", comenta Plisetskaia entusiasmada.
"Estamos dando a luz una nueva obra, algo que jamás ha existido antes", dice, consiguiendo dar al simple hecho de unos ensayos una emoción singular. "Un ballet que no está inspirado en el drama de Schiller ni en nada que se haya hecho antes, algo completamente nuevo y distinto".Plisetskaia, que el mes próximo cumplirá 63 años, es capaz de transmitir el mismo fuego y la misma pasión que siempre han caracterizado su baile a la conversación, y por su locuacidad y viveza más parece una actriz que una bailarina. Su entusiasmo resulta contagioso y consigue que sea posible creer que un coreógrafo argentino y un músico español (Emilio de Diego) puedan hacer un gran ballet sobre una reina escocesa que será encarnada por una artista rusa.
"Siempre me ha interesado el personaje de María Estuardo, su imagen, su manera de ser. A mí siempre me pareció que ella quedó en los siglos, en la eternidad, y no sólo porque la cortaron la cabeza, sino por su comportamiento, por lo que significó".
"Hace unos meses se lo conté a Granero [el coreógrafo que en 1984 hizo Medea para el Ballet Nacional Español]; igual se lo había contado a muchos coreógrafos amigos míos con los que he trabajado en la URSS y en Europa. Cómo la veo, cómo la imagino. Pensaba que me iba a decir: 'Qué interesante'; sí, nos interesa', como me decían siempre. La sorpresa ha sido que en lugar de decirme nada, a mi vuelta me ha puesto un libreto encima de la mesa: un proyecto completo. Me he encontrado con un ballet pensado, concebido justo en la línea que yo siempre creí que debía hacerse. Al día siguiente, todos nos pusimos a ensayar la obra absolutamente entusiasrnados".
El estreno de la nueva obra -cuyo libreto argumental es de Francisco Suárez- está previsto para el 8 de noviembre, en que la compañía clásica oficial inaugurará su nueva temporada de tres semanas en el teatro de la Zarzuela. Los decorados y el vestuario -según la estrella e inspiradora, "exquisitos, preciosos"- son de Hugo de Ana, el decorador de La bohème de la pasada temporada de ópera. "Yo creo que José Granero tiene un talento enorme", dice Maia Plisetskaia de su coreógrafo, "que es una figura mundial. Usted se ha fijado en el éxito que ha tenido con su Medea en el Metropolitan de Nueva York. Yo he visto además vídeos de otras cosas suyas, como el Minotauro. Un buen coreógrafo es mucho más dificil de encontrar que un buen bailarín. Y me ha hecho un ballet con un estilo propio, el estilo que le va a María Estuardo. No es clásico, sino de una expresividad fundamentalmente plástica. A todos les encanta".
Muy buenos bailarines
Plisetskaia no pierde ocasión de echar flores a sus bailarines. "Le aseguro que no bailan la Carmen peor que el Bolshoi [sobre cuyo estado actual la directora no se muerde la lengua]. Ricardo Franco, por ejemplo, que hace de Don José conmigo, no tuvo durante toda la gira un solo fallo. Hay muchos bailarines muy buenos, y eso a pesar de que no es una compañía grande [el grupo tiene actualmente 60 bailarines en plantilla]. Los solistas son buenos, y hay gente muy joven, que acaba de entrar, que me parecen excelentes. Y está Arantxa [Argüelles], que a mí me encanta. Ella es una auténtica bailarina".Además de María Estuardo en la temporada se estrenará Paquita -un divertissement de Petipa que exige notable grado de virtuosismo a cinco solistas femeninas- y se podrá ver la Carmen de Alberto Alonso, que bailarán tanto Plisetskaia como Arantxa Argüelles y Carmen Molina. De momento se han aparcado los planes para montar la versión completa en cuatro actos de El lago de los cisnes, que inicialmente se había previsto, y sólo se pondrán el segundo acto ya rodado en la gira veraniega, y el pas-à-trois campesino del primer acto. "No renunciamos, por supuesto que no, a montar el Lago", dice Plisetskaia, que a pesar de su gusto por todo lo innovador reconoce el valor formativo de los clásicos; "además, el público, aquí y en todas partes, lo reclama. Ahora hemos firmado para el año próximo una gira por Japón, y nos piden el Lago de los Cisnes y la María Estuardo".
Cuando se pregunta a Plisetskaia -que tiene una veteranía de 45 años en la escena y ha realizado varias coreografias para sí misma, como La dama del perrito, La gaviota o Ana Karenina- a qué coreógrafos, aparte de José Granero, admira, menciona al controvertido Leónidas Yacobson, que "tenía un talento fabuloso, pero no le dejaron hacer nada", y al oscuro Kasian Goleizovski, "que coreografió muy poco, pero todo genial. Llegaron a ponerle de vigilante en un supermercado. Eran unos tiempos terribles". Ahora encuentra preocupante la situación del ballet del teatro Bolshoi de Moscú. "Aquello sigue igual. No hay proyectos, no se hace nada nuevo. Siguen con el mismo repertorio, con la misma huella. Y me cuentan que los nuevos bailarines que han entrado ahora no saben ni hacer un relevé", dice con toda convicción.
Babelia
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