La conferencia de La Haya pide cambios en los aerosoles para conservar el ozono

Los 70 expertos de 25 países reunidos en La Haya (Holanda) para estudiar la forma de atajar la desaparición de la capa de ozono de la atmósfera discutieron ayer la necesidad de que se modifique el Protocolo de Montreal y se sustituyan las sustancias químicas de los aerosoles, aparatos de aire acondicionado, limpiametales, envases de papel y espumas sintéticas por otras sustancias que no contengan clorofluorocarbonos (CFC) y halones.

Antes del foro científico, y ante el rápido crecimiento del agujero del Ártico, que alcanza un 47. durante el invierno, Mustafá K. Tolba, secretario ejecutivo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (UNEP), anunció la necesidad de revisar el Protocolo de Montreal, único texto legal que puede congelar, antes de fin de siglo, la producción y consumo mundiales de CFC.El efecto de los clorofluorocarbonos modifica el grosor de la capa de ozono de la Tierra, ya que estos gases quedan suspendidos en la atmósfera durante largo tiempo y producen daños irreversibles. El agujero en la capa de ozono de la Antártida ya no se cerrará, según los científicos, a pesar de ser ahora menos profundo que en 1987. Y podría alcanzar un 55%, de no paralizarse la emisión de CFC y de los halones, gases que forman parte, entre otros productos, de las espumas contra incendios. La desaparición de la capa de ozono permitirá una mayor incidencia de los rayos ultravioleta del Sol sobre el ecosistema. Este efecto aumentará en un 3% el riesgo de contraer cánceres de piel, puede dañar el sistema inmunológico de los seres vivos y producir cegueras.

Las consecuencias de esta radiación solar, y el coste de los productos que sustituirán a los CFC, serán incluidos en un informe que el UNEP quiere remitir a todos los países miembros de las Naciones Unidas. A estas investigaciones se unirán los resultados del estudio sobre el hemisferio norte que, en enero de 1989, realizarán en Escandinavia expertos de Noruega, Canadá y la Unión Soviética. La URSS ha anunciado su ratificación del Protocolo de Montreal y, con esta decisión y la publicada el lunes por la Comunidad Europea (CE), el texto supera los dos tercios de votos positivos precisos para que entre en vigor en 1989. Con el voto de la CE, el Protocolo reúne además al 80% de los consumidores mundiales de CFC.

Frenar su destrucción

A pesar de que la recuperación del ozono parece imposible, los científicos apoyan la revisión del texto de Montreal para convertirlo en un auténtico tratado capaz de frenar su destrucción definitiva. El propio Mustafá K. Tolba dijo ayer que sólo paralizando ahora la fabricación mundial de CFC y su consumo, podría regresarse a la situación de la década de los sesenta, cuando empezó a observarse el deterioro de la capa de ozono en la Antártida. "Tratamos de reducir en un 50%. la producción de clorofluorocarbonos para 1990 y hasta el 100% en 1999. Para ello hay que reactivar el Protocolo y lograr la colaboración global de las industrias que fabricarán los sustitutos. Las enmiendas científicas deben estar a punto antes de 1990".Por su parte, E. Nijpels, ministro neerlandés de Medio Ambiente, aseguró que Holanda reducirá un 257. su producción de CFC para 1990 y pidió el control de las exportaciones a países del Tercer Mundo.