Milosevic, el protagonista de la reunión
Slobodan Milosevic es el gran protagonista de la reunión del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia. Milosevic está en el centro de la crisis porque para unos es la gran esperanza de cambio y para otros es el demagogo con tentaciones totalitarias que en su lucha sin escrúpulos por el poder, ha abierto la caja de Pandora del nacionalismo serbio en cuyo nombre tanto odio se ha creado y tanta sangre se ha derramado. Líderes eslovenos e intelectuales yugoslavos en general lo comparan ya con Mussolini y con Stalin.
Tras su ascensión a la cúpula del partido comunista serbio, desbancando a sus antiguos protectores, este ejecutivo de vocación política tardía, que durante diez años fue director de una compañia de gas y después durante un lustro dirigió un banco, ha conmocionado el esclerótico escenario político con su oratoria, su populismo desaforado y una capacidad nada común por estos lares de decir lo que quieren oir millones de serbios frustrados en su orgullo como pueblo, humillados por una pobreza rampante y hastiados de palabras huecas de los herederos de Tito.
La población serbia ha encontrado a un líder con carisma capaz de darle ánimos, mostrarle culpables y ofrecerle soluciones supuestamente fáciles, sin haber planteado via concreta alguna para salir de la miseria económica actual. Algunos de sus seguidores parecen creer que sin problema albanés en Kosovo y sin ministros que se construyan villas a costa del pueblo, Yugoslavia sería un país floreciente.
Ayer volvió a salpicar su discurso con alusiones a los dirigentes que "mandan a sus hijos a universidades en el extranjero", a la vida holgada de toda esa legión de políticos corruptos que sin duda existen en Yugoslavia. Sin embargo, sus condenas suele extenderse sin distinción entre corruptos declarados y dirigentes honrados cuyo delito es sospechar que Milosevic busca algo mas que limpieza en la política de este país.
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