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Todo y nada

La brutalidad empleada contra los manifestantes hace pensar que las autoridades argelinas sufren un pánico extraño. Todo se desarrolla como si los dirigentes estuviesen de acuerdo con los contestatarios sobre su falta de legitimidad y su imposibilidad para restaurarla rápidamente. No se ha hecho nada para encauzar la explosión demográfica que ha hecho de Argelia uno de los países másjóvenes del planeta. El cuarto de siglo perdido por una política voluntarista de planificación familiar no se volverá a vivir. Asimismo, la negligencia de los países en desarrollo hacia la agricultura, agravada por la mítación de los desastrosos mode los de Europa del Este, ha contribuido al declive de la producción agrícola. A estos fenómenos se ha sumado el reino mezquino de la burocracia. Los manifestantes reprochan al régimen que les haya proporcionado tanto su miseria como sus problemas.Sea cual sea la rabia de los jóvenes por estas cuestiones, las elites argelinas no nadan en oro, comparadas con las de otros países con un desarrollo similar. Una de las medidas más esclarecedora sobre la situación de una economía en vías de desarrollo es la de la exportación de capitales. En este aspecto Argelia presenta un buen aspecto. Desgraciadamente, esto significa que no hay tesoros escondidos. Por este motivo, el Estado está prisionero de su prepotencia: ha querido serlo todo y no puede hacer nada. Su ferocidad es el reverso lógico de su rigidez.

, 11 de octubre

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