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Benyedid anuncia un referéndum sobre el cambio político

El presidente argelino, Chadli Benyedid, se dirigió anoche a la nación por espacio de 20 minutos, por primera vez en los siete días que dura la revuelta juvenil en la capital y otras ciudades. Benyedid, apesadumbrado y fatigado, dijo: "Prometo que respetaré vuestro deseo de cambio político". En las próximas semanas, aseguró el presidente, esos cambios serán anunciados al pueblo, que "deberá aprobarlos por referéndum". "Ahora os pido vuestra ayuda, no personalmente, sino para la salvación de vuestra nación, vuestra revolución y vuestro pueblo". En la tarde de ayer, una gigantesca manifestación de integristas que se había desarrollado pacíficamente, terminó con una matanza en el barrio popular de Bab el Oued. Al menos 10 personas resultaron muertas, aunque el rumor popular multiplicaba esa cifra por tres o cuatro.

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Benyedid habló en árabe clásico y comenzó con las palabras. "En nombre de Dios, el clemente y el misericordioso". El jefe del Estado reiteró su discurso del pasado 19 de septiembre, antes del comienzo de los disturbios, en el que había denunciado el "inmobilismo" de un sector del poder argelino. En aquella ocasión, prometió una apertura económica y social, y efectuó un llamamiento contra los "corruptos, burócratas y especuladores".Un silencio espectral siguió en todo Argel la intervención televisiva del presidente. De los primeros comentarios de los argelinos se desprendía una visible decepción por la ausencia de medidas concretas en los terrenos político y económico. La gente también comentó que aunque Benyedid aseguró que se sancionará a algunos responsables políticos, no citó ningún nombre.Pocas horas antes del discurso de Benyedid, la fuerza pública disolvía en Argel, con gran violencia, una manifestación de unas 20.000 personas, en su mayoría integristas, y causó unos 30 muertos y numerosos heridos según testigos oculares. Los testigos aseguran que las fuerzas de seguridad abrieron fuego con fusiles ametralladores desde carros blindados. Los manifestantes partieron del barrio de Belcourt, en el sector Este de la capital; rezaron una plegaria por los caídos hasta ahora en la revuelta (oficialmente 170), y protestaron por la negativa de las autoridades a restituir los cadáveres. Cuando se dispersaban, una gran parte de ellos se dirigió hacia Bab el Oued, en el Oeste, donde se produjo el enfrentamiento.Nunca en los 26 años de historia del Estado argelino un discurso presidencial había despertado tanta expectación. De las palabras de Benyedid podía derivarse el retorno a la calma o un recrudecimiento de los disturbios, de imprevisibles consecuencias.Al término de su segundo mandato de cinco años en la jefatura del Estado, Benyedid se enfrenta a su hora de la verdad. "Desde 1979, el presidente se presenta como un hombre bien intencionado, que promete la reforma, la liberalización, el fin de los corruptos, los burócratas y los especuladores", decía un comerciante de la calle Didouche-Mourad, donde el miércoles pasado los manifestantes se cebaron en todo lo que tenía que ver con el Estado. "O pone en marcha ahora sus proyectos", prosiguió, "o tal vez no lo pueda hacer nunca".

Del comentario prácticamente unánime se desprendía la esperanza de los argelinos de cambios sustanciales en el sistema de partido único y economía socialista, puesto en marcha por los coroneles del FLN que dirigieron la lucha por la independencia."Para templar los ánimos", afirmaba la gente de la calle, "Chadli debe anunciar cambios en el equipo de gobierno, aumentos salariales y medidas que pongan fin a la carestía de productos básicos y a la estrechez y falta de perspectivas que sufre la población argelina, mayoritariamente de menos de 20 años de edad".

La sensación del pueblo es que su país es rico pero está mal organizado. Pero Benyedid no ofreció medidas concretas, con lo que la expectación se mantiene hasta que éstas se efectúen.

La noche del domingo al lunes, tercera del toque de queda en Argel, fue tranquila, porque ya se sabía la noticia del inminente mensaje presidencial. Los optimistas que esperaban grandes novedades, apostaban ante todo por la caída del número dos del FLN, Mohamed Cherif Messadía. A Messadia se atribuyen gran parte de las causas de la situación que ha desembocado en esta explosión de violencia.Fin de una época

'La salida de los soldados y los blindados a la calle es ya el fin de una época, la de la lucha por la independencia y la consolidación del Estado argelino", afirma un profesor universitario de la capital. "A los jóvenes no les basta el discurso del millón de muertos que costó expulsar a los colonialistas franceses. A mis hijos", dice el universitario, "eso les suena tan lejos como la guerra civil a los españoles de hoy".

La mayoría de los observadores extranjeros ha dado un toque de muerte a la imagen progresista del régimen argelino, que todo lo justifica ante los ojos de la izquierda europea. De ahí el celo con el que policías y soldados evitan ahora que fotógrafos y cámaras de televisión extranjeros tomen imágenes del imponente despliegue armado.

Con el Ejército protegiendo la sede del FLN y las principales instituciones de su Estado, continuó ayer el lavado de cara de Argel. Sobre la población llovió de repente una abundancia de productos básicos de consumo, desaparecidos del mercado en las últimas semanas. La gente no daba crédito a la presencia en las tiendas de harina, mantequilla, queso, sémola, lentejas, azúcar y arroz. Al parecer, los mayoristas del Estado pusieron a disposición de los pequeños comerciantes los importantes stocks de productos que almacenaban.

[Los conflictos desencadenados en Argelia han sido la causa de la suspensión de la línea marítima Orán-Alicante, explotada por la empresa argelina Cnan, informa desde Alicante Menchu Illán. La línea, que entró en funcionamiento en 1985, ha quedado interrumpida con carácter indefinido.]

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