ETA precisa el dinero del rescate de Revilla para evitar la bancarrota, según un informe de Interior

La organización terrorista ETA deberá utilizar por vez primera sus reservas, de unos 1.200 millones de pesetas, si no consigue los 700 millones que exige para liberar a Emiliano Revilla, según datos en poder de la Seguridad del Estado. Este rescate permitiría a ETA sobrevivir un año más, tras las actuaciones de las policías francesa y española que han llevado al borde de la bancarrota a la organización. De ahí la importancia estratégica de que ETA no consiga cobrar el rescate, de acuerdo con fuentes conocedoras de las finanzas de la organización.

ETA tiene en la actualidad unos gastos fijos anuales de 324 millones de pesetas, sólo en ayudas a presos, familias de presos y comando Madrid.

Los secuestros se han convertido en la principal arma de financiación de la organización, según un informe que publica la revista mensual España Económica. Por este concepto, ETA -en sus dos ramas- ha ingresado en su historia un total de 6.500 millones de pesetas, correspondientes a 76 acciones terroristas. Otras fuentes que han tenido acceso al informe de Interior aseguran que, en caso de no cobrar el secuestro, la organización terrorista deberá utilizar por vez primera los 1.200 millones de pesetas que en concepto de reservas tiene depositados en bancos internacionales. Estos fondos son fruto de la idea inicial de ETA de actuar como un Estado -con reservas propias-, en su planteamiento de guerra de liberación. La idea ha sido abandonada ante la imposibilidad de actuar y crear las llamadas zonas liberadas, de acuerdo con la citada versión.

Los atracos a entidades bancarias, que eran una fuente de ingresos en el pasado, han descendido debido a las medidas de seguridad adoptadas. A partir de 1984, no hay noticia de que en las arcas etarras haya entrado cantidad alguna por este concepto, cuando en 1978 y 1979 obtuvo 500 millones de pesetas; entre 1980 y 1981 la cifra se redujo a 200 millones, mientras que en 1982, 1983 y 1984 apenas supusieron 50 millones de pesetas.El 'impuesto'

Otra fuente de ingresos que se ha revelado escasamente eficaz es el llamado impuesto revolucionario. En los últimos tres años el promedio de ingresos de esta naturaleza ha sido de 40 millones de pesetas, mientras que en el pasado la suma anual era de 150 millones.Frente a esta disminución, los gastos han aumentado considerablemente. De acuerdo con el citado informe policial, los familiares de los presos etarras perciben en concepto de ayuda unos 15 millones de pesetas cada mes, lo que supone alrededor de 180 millones de pesetas anuales. Otra partida de gastos son los giros de 20.000 pesetas que mensualmente perciben los presos de ETA en las cárceles españolas. Por este concepto la organización gasta unos 120 millones cada año. A ello hay que añadir el caro mantenimiento del comando Madrid, unos 2 millones de pesetas mensuales, alrededor de 24 millones anuales. Los liberados de ETA en el sur de Francia perciben unas 35.000 pesetas mensuales, y cuando actúan en España no tienen límite y van a gastos pagados.

Sin embargo, lo que más caro le resulta a ETA es la compra de armas y explosivos. No existen cantidades globales sobre lo que gasta la organización en ello. Sin embargo, el mercado de armas ha sufrido un incremento de precios. Una pistola Parabellum que hace un año costaba unas 100.000 pesetas, hoy ha duplicado su precio.Los subfusiles UZI, de fabricación israelí, alcanzan precios de unas 130.000 pesetas cada uno.También en el mercado negro de armas hay que destacar que un kilogramo de explosivo plástico alcanza las 12.000 pesetas. En 1986 la organización gastó en armamento unos 40 millones de pesetas.

De la precariedad económica que atraviesa la organización terrorista da idea el hecho de que los últimos atentados se ha empleado material muy viejo, de acuerdo con el informe policial.

El único comando liberado que en la actualidad mantiene ETA es el que retiene a Emiliano Revilla, según la citada fuente, de acuerdo con la cual los recientes atentados los han perpetrado comandos legales de la organización terrorista.