Masivo seguimiento de la huelga conmemorativa de la 'intifada' en los territorios ocupados por Israel
Dos palestinos resultaron muertos y al menos 10 heridos por disparos de las tropas israelíes en la madrugada de ayer, durante una operación de peinado de unas 35 localidades de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, paralizados por una huelga general de 24 horas que fue seguida masivamente por la población. La jornada de paro había sido convocada por la dirección unificada de la revuelta palestina para conmemorar el comienzo del undécimo mes de la intifada de la población de los territorios ocupados por Israel.
La respuesta del Ejército israelí, Tsahal, a la huelga general fue una amplia operación con el propósito de intimidar y detener a moradores de los territorios ocupados. El objetivo era reconquistar aquella treintena larga de localidades que están dirigidas por comités populares de la intifada. Un portavoz del Ejército afirmó que las detenciones se han llevado a cabo entre "agitadores y apedreadores". Durante los incidentes, "varios jóvenes palestinos resultaron heridos". Diversas fuentes discrepan entre 20 y 80. La Prensa no pudo estar presente en la operación, de modo que es imposible tener la cifra exacta.En algunas de las ciudades limpiadas por el Tsahal no se producían desórdenes desde hace tiempo, y han estallado precisamente con la llegada de los soldados.
Es evidente que los militares querían intimidar a los lugareños, que se han acostumbrado a una cierta gestión autónoma después de la entrada en vigor de los comités populares. Esta nueva gestión ha reemplazado a los presidentes de los municipios y consejos locales nombrados por las autoridades israelíes.
Situación intolerable
Sin alharacas, pero con eficiencia, los comités se ocupan de la sanidad, los transportes y sobre todo la enseñanza, totalmente paralizada con el cierre de las escuelas decretado por Tel Aviv. Esta situación se empieza a hacer intolerable para en Estado israelí, de manera especial después de que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) parece haberse decidido a proclamar "un Estado palestino independiente" en los territorios ocupados.
El Gobierno de Tel Aviv, y más concretamente su ministro de Defensa, Isaac Rabin, está decidido a acabar de raíz con esa eventualidad. No se trata de impedir el funcionamiento de un poder palestino independiente, lo que es imposible en un territorio ocupado militarmente, sino de atajar los primeros síntomas de gestión autónoma, como los que se están produciendo en Cisjordania y Gaza.
Aumenta la represión
La represión aumenta su brutalidad. Pese a los seis muertos y el centenar de heridos palestinos en la jornada del pasado sábado, Rabin afirma que el objetivo del Tsahal es "infligir heridas y dejar cicatrices en los alborotadores; deben tener presente que no serán detenidos solamente, también resultarán heridos".
Estas instrucciones, a juicio de diputados de izquierda y abogados de los derechos humanos, están en el límite de la legalidad, cuando no son totalmente ilegales. La orden de disparar contra los manifestantes -se repite en el Ejército- se da en última instancia y "siempre para proteger a los soldados o víctimas inocentes en peligro de muerte".
Varios procesos judiciales están en marcha por disparos efectuados contra manifestantes, entre ellos uno contra un comandante de regimiento por haber ordenado disparar para castigar a los sublevados palestinos.
[Por otra parte, un palestino resultó muerto ayer en la frontera egipcio-israelí cuando atacó con un cuchillo a un agente de aduanas, que repelió la agresión con su pistola, cuando realizaba un control rutinario en un autobús de pasajeros en la localidad de Rafah, en Gaza. El agente y un pasajero resultaron heridos leves, informa Reuter.]
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.