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La represión de la revuelta juvenil argelina causa cerca de 200 muertos

El estado de sitio y el toque de queda no han conseguido todavía ahogar la revuelta juvenil en la capital de Argelia. En la tarde de ayer, columnas de espeso humo se elevaban en los barrios periféricos populares y en toda la ciudad podían escucharse los disparos con que las tropas de elite intentaban contener a los manifestantes. Balances extraoficiales cifran en cerca de 200 el número de muertos desde el estallido, el pasado miércoles, de los disturbios en Argel, extendidos luego a Orán, Annaba y otras ciudades importantes.

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La noche del sábado al domingo fue particularmente agitada en Argel. Numerosos grupos de jóvenes violaron el alto el fuego en los barrios de Kuba y Jarrach, entre otros.En una conferencia de prensa, el ministro del Interior, Hedi Jediri, reconoció el sábado por la tarde que "las fuerzas del orden intentan en vano detener las manifestaciones". "Se han registrado considerables pérdidas", añadió el ministro, visiblemente consternado. Jediri no dio cifras, pero aseguró que entre las víctimas hay también algunos policías y soldados. El viernes, las autoridades informaron que el número de detenidos hasta ese momento era de 900, cifra que se ha multiplicado en los dos últimos días.

La imponente presencia de soldados de cuerpos especiales, con cascos de acero y kalashnikov con la bayoneta montada, reforzados por vehículos blindados ligeros con metralletas en sus cubiertas, parece haber logrado restablecer el orden en el centro de la ciudad.

Los signos de la anormalidad en el corazón de Argel son las enormes colas para conseguir pan y gasolina, los cristales aún rotos y esa presencia militar que a unos recuerda la primavera de Praga y, a otros, las imágenes de Chile.

En los barrios populares, sin embargo, la revuelta sigue en pie. Más de la mitad de las víctimas mortales (170, según la agencia France Presse, y 200, según Reuter) se produjeron en la noche del sábado al domingo. Pese al toque de queda, comandos de jóvenes hostigaron no sólo a la policía antidisturbios, sino incluso a los blindados. Los servicios de urgencia del hospital Mustafá y la clínica Pasteur, entre otros, fueron desbordados esa noche.

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El presidente argelino, Chadli Benyedid, se dirigirá esta noche al país a las ocho de la tarde por primera vez desde que comenzó la revuelta, según un comunicado de la Presidencia de la República difundido ayer por la agencia oficial, APS. Benyedid es secretario general del Frente de Liberación Nacional (FLN), el partido único, en el poder, y jefe supremo de las fuerzas armadas. Hasta ahora, el único responsable político que se ha dirigido a la población ha sido el ministro del Interior, Jediri. Pasa a la página 3

Ben Bella, aclamado

Los integristas islámicos intentan capitalizar la revuelta

Los observadores extranjeros en Argel adelantan ya que los actuales sucesos no reforzarán la posición del presidente Chadli Benyedid ante el próximo VI congreso del partido único, el Frente de Liberación Nacional (FLN). En diciembre, Benyedid debería haber conseguido reforzar su posición en el equipo dirigente si no hubiera estallado la revuelta. El congreso del FLN nombra al candidato único para las elecciones presidenciales, previstas para comienzos de 1989.Mientras las estrellas del número dos del partido, Cherif Mesadia, y del ministro del Interior, Hedi Jediri, declinan estos días, suben las de dos generales: son Abdala Belhuchet, viceministro de Defensa, y Jaled Nezar, jefe del Estado Mayor Adjunto. Estos son los únicos miembros conocidos de la Junta Militar que dirige Argel.

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