El Gobierno británico inicia una campaña para combatir la escasa vacunación infantil

El Gobierno del Reino Unido acaba de iniciar una campaña para convencer a los padres británicos de la necesidad de vacunar a sus hijos, ya que el porcentaje de niños británicos vacunado contra las enfermedades infantiles es uno de los más bajos del mundo desarrollado. Una nueva vacuna triple contra el sarampión, las paperas y la rubéola va a ser aplicada a los niños con el objetivo de conseguir una cobertura del 90% en dos años.

En lo que va de año ya han muerto en el Reino Unido nueve niños como consecuencia de una epidemia de sarampión, y cada año son hospitalizados entre 2.000 y 3.000 críos aquejados de algunas de las tres enfermedades a las que ahora se intenta poner coto, cifras consideradas propias de países subdesarrollados por fuentes gubernamentales. Estadísticas oficiales indican que sólo el 71% de los niños británicos han sido vacunados contra el sarampión, porcentaje que en algunas regiones baja hasta el 55%.La renuencia de los padres a las vacunas tiene su origen en unos casos que se produjeron a mediados de la pasada década, cuando hubo niños que sufrieron daños cerebrales como reacción a la vacuna contra la tosferina. La vacunación trivalente (difteria, tétanos y tosferina) es voluntaria, y llegado el caso se pregunta a los padres si desean vacunar a sus hijos. En caso de duda, se les recomienda la vacunación, pero sin forzar la situación para respetar "el importante principio de que la provisión de cuidados médicos debe hacerse siempre con el consentimiento del paciente, excepto en casos extraordinarios", según la British Medical Association, equivalente al Colegio de Médicos. No obstante, en el estamento médico ya se han empezado a oír voces que reclaman la imposición obligatoria de estas vacunas y que piden que la libertad de elección de los padres sea contrapesada con el derecho a la salud de los hijos.