Las bases norteamericanas
España y Estados Unidos terinaron el pasado fin de semana una ardua confrontación diplomática con el anuncio del nuevo acuerdo, por el que se mantendrán las bases norteamericanas en suelo español ocho años más. Hay que resaltar tres cosas de este convenio.1. Es un compromiso razonable que equilibra los intereses de una nación europea que intenta afirmar su soberanía con los intereses de una superpotencia nuclear que tiene que sopesar el impacto de ese acuerdo y sus reponsabilidades globales.
2. El alcanzar un acuerdo con Espala fortalece momentáneamente la posición de los otros países que están negociando con Estados Unidos y que tratan de establecer somilares acuerdos sobre las bases, como son los casos de Filipinas y Grecia.
3. A pesar de los dos puntos anteriores, es probable que la historia recuerde el convenio con España como un comienzo: el momento en el que se puede vislumbrar el inicio de un reajuste de responsabilidades y poderes entre EE UU y sus aliados militares. Laas negociaciones sobre las bases son sólo una parte del arreglo, pero es la más importante.
Estados Unidos está comenzando a darse cuanta de que no puede negociar con sus aliados menores condiando únicamente en su poder y en su dinero para salir airoso. El hilo que une las negociaciones de España, Filipinas y Grecia no es estratégico, sino político.
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