Casaldáliga
El obispo catalán de la diócesis brasileña de Sao Félix, Pedro Casaldáliga, ha sido condenado al silencio, prohibiéndosele hablar en público, viajar o incluso publicar. La antiguamente denominada Santa Inquisición, conocida actualmente por el críptico nombre de Congregación para la Doctrina de la Fe, se ha basado en la posición del obispo respecto a la teología de la liberación, el haberse atrevido a criticar algunos procedimientos de la curia vaticana y la visita que realizó a Nicaragua. Sometido a juicio por Ratzinger, prefecto del dicasterio para la doctrina de la fe, no tuvo la posibilidad de utilizar abogado, ni presentar testigos, ni juicio abierto y público, aunque hay que reconocer que sus jueces tuvieron la generosidad de permitirle responder a sus preguntas.Según fuentes dignas de todo crédito, no es ésta la primera vez que el régimen vaticano utiliza estos métodos. En 1633, un profesor universitario italiano de apellido Galilei fue obligado a "abjurar, maldecir y aborrecer" sus ideas respecto a las teorías de Copérnico. A pesar de su avanzada edad, Galilei fue condenado a arresto domiciliario hasta el fin de sus días.
Según informes recibidos por Amnistía Universal -organización recientemente creada para la defensa de la conciencia y que ya cuenta con un miembro-, el régimen vaticano no tolera ni partidos políticos, ni sindicatos, ni libertad de prensa, y sólo un puñado de ciudadanos elige al máximo gobernante, que acumula en sí y para sí todos los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales.
Como quiera que la sanción impuesta al obispo Casaldáliga vulnera sus derechos como individuo y constituye una ofensa a la dignidad del hombre, rogamos envíen cartas cortésmente redactadas pidiendo el levantamiento incondicional de las sanciones a: Su Santidad Juan Pablo II. Ciudad del Vaticano.- .
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