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Satisfacción generalizada por la concesión del Nobel a las fuerzas de paz de la ONU

Pocas veces un Premio Nobel de la Paz ha tenido una dimensión tan universal como el que se acaba de adjudicar a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas. Si éstas son la expresión de una comunidad universal y del intento de solucionar por medios pacíficos los conflictos que puedan suscitarse entre dos naciones, se explica que la satisfacción por la decisión del comité Nobel de Noruega haya sido también generalizada.

El premio tiene además otra dimensión menos conocida, que es la del reconocimiento a los muchos héroes anónimos que perdieron la vida en esta larga y dificil batalla por la paz integrando las fuerzas de la ONU. Es también un consuelo para los que todavía lloran la pérdida de los seres queridos caídos en esa batalla.En Noruega, donde se cuentan muchas víctimas, la adjudicación del premio ha tenido ese significado. Tal es el caso del matrimonio Peter y Gunlaug Kjeldaas, de la pequeña ciudad de Levanger, o de Rita Tjorswaag Krydsby, de Bergen. Los primeros perdieron un hijo en 1983 en Líbano, la segunda a su padre en Damasco en 1973.

Recuerdo

"El premio no nos devuelve la vida de nuestro hijo Egil", dicen los ancianos, "pero es también un homenaje a su memoria que nos hace sentir que su muerte no fue en vano".

Otros integrantes de lasfuerzas ahora premiadas salvaron la vida en circunstancias dificiles pero quedaron marcados para siempre. Así Stig Arne Bakken, de 23 años, de la ciudad de Troniso, que perdió un pie a consecuencia de la explosión de una mina, cuando iba a ayudar a un camarada en peligro estando en servicio en el sur de Líbano. "Yo no siento amargura por lo que me pasó, pero la adjudicación del premio hace más leve para mí el alto coste que he pagado".

Rodeados de álbumes fotográficos, medallas y condecoraciones, los familiares de los muertos en servicio en las fuerzas de las Naciones Unidas mantienen vivo el recuerdo, por lo que no están hoy para festejar el premio mientras el tiempo intenta mitigar un dolor que no termina de desaparecer.

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