El mayor crucigrama de España
Pocos espacios de los periódicos gozan de tan fieles adictos como los crucigramas. Este pequeño enigma que cotidianamente se plantea a los lectores cuenta con muy fieles seguidores. Son tantos y tan asiduos que, con motivo de las vacaciones de verano, el pasado 31 de julio el crucigrama de EL PAÍS rompió las barreras de la pequeña parcela que ocupa diariamente y, con el título de El mayor crucigrama de España, se publicó uno gigantesco -creado por Virgilio Texeira- compuesto por 10.000 cuadrados, en el que se planteaban 3.873 definiciones. En la presentación de este monumental juego de palabras cruzadas se decía que "aparecerá en la próxima edición del Libro Guinness de los Récords como el crucigrama más grande de España".Ramón Vilarmau Malagarriga, Dídac Flores Flores y Jesús Genescá Grau, de Puig-Reig (Barcelona), escriben a EL PAÍS para puntualizar: "El mayor crucigrama realizado en lengua castellana, y por tanto el mayor de España (a falta de confirmación por parte de Guinness, quizás el mayor del mundo), es hasta el momento uno realizado por ellos. "Consta", dicen, "de 32 ' 400 cuadros". Añaden que otra cosa sería decir que el crucigrama obra de Virgilio Texeira "es el más grande que se ha publicado para su resolución en un periódico o publicación alguna". En este sentido suponen que será considerado por el Guinness, "pero no como el más grande en sí".
Margarita Jordán, directora de edición de la compañía Jordán Producciones, representante en España y Latinoamérica del Libro Guinness de los Récords, aclara este pequeño pugilato.
El crucigrama publicado por EL PAÍS fue presentado al Guinness en 1987, pero sin tiempo para ser incluido en la última edición del libro; el crucigrama de Vilarmau, Flores y Genescá lo ha sido en mayo de 1988. La obra de Texeira habría figurado, pues, entre los récords como el mayor crucigrama en lengua castellana; al haberse presentado en el año en curso el elaborado por nuestros comunicantes de Puig-Reig, éste será considerado como récord absoluto, y el de Virgilio Texeira aparecerá mencionado como el mayor de los publicados.
Una inadvertencia ...
José Sarabia Alvarezude, de Majadahonda (Madrid), llama la atención sobre un vocablo que es mal utilizado con mucha frecuencia en los periódicos, la radio y la televisión.
El 8 de agosto último, con el título Dos barcos de pesca tuvieron que remolcar el yate del Rey, se escribió que "la presencia del Fortuna en el pequeño puerto de Sóller no pasó desapercibida". A esta palabra desapercibida-o es a la que se refiere el lector: procede etimológicamente del latín percipere, que significa percibir. "Creo que por esta etimología", expone Sarabia, "es incorrecto su uso en este caso". "Parece que sería más correcto", añade, el uso de inadvertida-o" cuando se quiere decir que "no vio algo, no se advirtió la presencia de alguien o algo (en esta noticia sería que sí se vio la presencia del yate)".
Alex Grijelmo, jefe de la sección de información general, reconoce que el lector tiene toda la razón: "El Libro de estilo de EL PAÍS y los diccionarios de dudas incluyen las mismas apreciaciones" de José Sarabia "y rechazan el uso de desapercibido con ese significado".
Grijelmo explica que "los correctores del periódico saben muy bien tal norma, y sustituyen adecuadamente una palabra por otra, pero esto no ocurre cuando el redactor desconoce el idioma, la urgencia le impide enviar su texto al departamento de corrección y, además, quien revisa la información no repara en estas cuestiones". "Tres circunstancias", admite, "que se repiten a diario".
El mismo lector se lamenta: "Si el español es una lengua tan rica y hermosa, ¿por qué no hacemos buen uso de ella?"
Grijelmo, como la inmensa mayoría de los redactores, participa de la misma inquietud: "El mal uso de la lengua española -que es patrimonio cultural con tanto valor o más que cualquier otro- hace que ésta vaya perdiendo riqueza: una misma palabra va significando cada vez más cosas -por ejemplo, colega roba ahora los significados a compañero, homólogo y amigo-, y los vocablos de significado diferente son confundidos entre sí hasta tenerlo igual: confrontar -cotejar- se usa como enfrentar, encuentro se está convirtiendo en sinónimo de reunión, contestación toma el uso de protesta, y desapercibido, efectivamente, se confunde con inadvertido".
Y una tilde
EL PAÍS (22 de agosto) publicó una carta de Martín Balboa Fernández acerca de la hipocresía de ciertas personas que critican al presidente del Gobierno.
Martín Balboa se dirige al defensor de los lectores no para volver sobre aquel asunto, sino para hacer una precisión ortográfica.
"Escribí", dice, 'muchos de esos que hoy abominan'... sin poner la tilde en esos, porque aunque parezca requerirlo así su carácter de pronombre, el hecho de que vaya seguido del relativo que le priva de ella".
EL PAIS acentuó ésos. Martín Balboa, que cita la Gramática esencial del español, del académico Manuel Seco, pregunta -"si vale la pena volver sobre esta mínima cuestión"- quién tiene razón. La razón la tienen, naturalmente, el académico y Martín Balboa.
En el departamento de corrección se ha comprobado que el teclista y la primera lectura del corrector dejaron sin tilde el pronombre esos, tal como había escrito su autor. "Pero al revisar de nuevo la página, una vez, filmada, la nueva lectura de otro corrector provocó este error".
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