Una cultura traumatizada
"Envidio a mis colegas armenios cuya cultura no ha experimentado el desgarro entre el pasado y el presente que ha sufrido la cultura azerbaiyana", manifiesta el escritor Anar, presidente de la Unión de Escritores de Azerbaiyán y uno de los intelectuales más prestigiosos de la República.Anar es un hombre cultivado que ha vivido el enfriamiento de relaciones entre los intelectuales de Armenia y Azerbaiyán. Este año no se celebraron unas sesiones de poesía armenia y azerbaiyana que tradicionalmente tenían lugar en Nagorno-Karabaj. Una concentración en Bakú de escritores azerbaiyanos residentes en Armenia ha sido aplazada por razones políticas y los armenios de Nagorno-Karabaj han boicoteado las suscripción a la revista en lengua armenia dependiente de la Unión de Escritores, por considerarla demasiado pro azerbaiyana.
Por su lengua de origen turco, Azerbaiyán está próxima a Turquía, pero la cultura y la religión shií la acercan a Irán. El azerbaiyano, que se impuso posteriormente como lengua de cultura, vio transformado su alfabeto árabe en alfabeto latino y posteriormente cirílico con el Poder soviético. Hoy se admite que esos cambios separaron a los azerbaiyanos de sus clásicos y su herencia cultural. Anar no escatima elogios para la cultura armenia, pero a la hora de las reivindicaciones territoriales el intelectual se alinea con los suyos. "¿Por qué debemos dar Nagorno-Karabaj a Armenia? El principio de autodeterminación es como una matrioshka (muñecas rusas encerradas unas dentro de otras en progresión de tamaños). En la República de Azerbaiyán está la región de Nagorno-Karabaj, que es rnayoritariamente armenia y en Nagorno-Karabaj está la ciudad de Shusha que es mayoritariamente azerbaiyana, y en Shusha vive una familia armenia. ¿Por dónde empezar?".
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