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Hungría, campo de pruebas del pluralismo socialista

Una manifestación ecologista autorizada reunió a 20.000 personas en Budapest

Hungría, país pionero en las reformas económicas del socialismo, es hoy ya el campo de pruebas para la aplicación del pluralismo político en un Estado dominado durante cuatro décadas por un poder monopolizado por el partido comunista. El proceso de creación de organizaciones independientes se ha acelerado mucho más de lo que resulta agradable al partido. El régimen no parece querer ni poder frenarlo. El lunes pasado, una manifestación, autorizada por las autoridades húngaras, reunió a cerca de 20.000 personas en el centro de Budapest.

La manifestación había sido convocada para protestar contra la construcción de una enorme central hidroeléctrica que empantanará, de concluirse, más de cien kilómetros del Danubio y destruirá un paisaje único en Europa. El proyecto ha sido calificado como "disparate" por numerosos expertos, y sus consecuencias ecológicas son dramáticas. Parlamentarios y ecologistas austriacos se han solidarizado con el movimiento de protesta húngaro. La oposición al proyecto tiene una clara vertiente política.Un plan de construcción de una central hidroelectrica con mucho menores consecuencias para el medio ambiente fue paralizada en Hainburg, Austria, por la masiva oposición popular. Que en Austria se impusioera la anulación de este programa demuestra, según los ecologistas húngaros, que sólo en una democracia pluralista se puede defender con éxito una política ecologista. El propio Gobierno húngaro está dividido. En un reciente consejo se acordó proseguir la construcción. Varios ministros defendieron su paralización.El organizador de la manifestación era el Foro Democrático Húngaro, que se define como "movimiento democrático independiente". Hace un año, en su primera reunión en Lakitelek, junto al lago Balatón, aún fue tratado por los medios oficiales como un grupo subversivo y antisocialista. Hace pocas semanas, en la misma localidad, se ha constituido oficialmente con la bendición de las autoridades.

En la concentración participaron también el grupo ecologista Círculo del Danubio y la nueva organización juvenil independiente Fidesz, fundada en marzo, que disputa con éxito a la organización comunista el favor de los jóvenes. Desde mayo pasado existe en Hungría también un Sindicato Democrático de los Trabajadores de la Ciencia (TDDSZ), independiente del sindicato oficial, SZOT, y hace escasos meses se formó la Red de Iniciativas Independientes, que agrupa a numerosos movimientos ecologistas y en favor de los derechos humanos y la objeción de conciencia.

Pese al gran avance de la tolerancia política en Hungría, no debía darse ni mucho menos por supuesta la autorización de esta manifestación, habida cuenta que su objetivo era condenar un acuerdo internacional de Hungría con un aliado, Checoslovaquia, y un país vecino al que unen excelentes relaciones. Los regímenes socialistas son muy celosos en respetar sus acuerdos económicos con el exterior.

El lunes, mientras los miles de manifestantes se dirigían desde la plaza Vrsmarty hacia el Parlamento húngaro, a orillas del Danubio, lmre Poszgay, ministro, secretario del Comité Central y miembro del Buró Político, manifestaba en la universidad que "estamos ya maduros para la democracia, necesitamos un Estado que sirva a los ciudadanos". Poszgay habla con frecuencia de la "democracia sin adjetivos", es decir, sin las limitaciones que impone el eufemismo de democracia socialista.

Desde que, en mayo pasado, Karoly Grosz, sucedió a Janos Kadar en la dirección del Partido Comunista (PSOH), el desarrollo del pluralismo político en Hungría ha adquirido una dinámica propia. Si los adversarios de la central logran imponer la convocatoria de un referéndum, tienen posibilidades de ganarlo. Según algunas fuentes en Budapest, el Gobierno podría estar deseando "doblegarse" a un voto popular, ganar credibilidad y poner fin al proyecto, "salvando la cara" ante su aliado checoslovaco.

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