El atractivo de la renta fija
La desorientación del mercado de valores recibía ayer un punto de referencia que, por esperado, perdió su capacidad de influencia. Desde primera hora de la mañana se operó como si la subasta de bonos del Estado a tres años fuese a ofrecer un interés ligeramente superior. Cuando así ocurrió y la rentabilidad de estos activos se situó en el 10,7% como tipo marginal, comenzaron unos tímidos tanteos por mejorar el ambiente. Puede parecer paradójico o incluso un sin sentido, pero no tanto si se tiene en cuenta que hasta el próximo punto de referencia, la inflación del mes de agosto, quedan muchas sesiones y el nerviosismo podría segar más de un cambio. Algunos ya habían empezado a apostar por esta posibilidad en el mercado a crédito.Los compradores se ausentaron al comienzo de la mañana y el papel ni se atrevía a presionar por miedo a descabalar los precios; aunque esa ausencia había acercado bastante el volumen al mínimo anual el día anterior y la exigüidad del negocio es uno de los elementos que más nerviosismo provocan.
La falta de volumen ha reducido considerablemente la liquidez del mercado, pues ante la inhibición del dinero, una oferta mínima de títulos puede tirar por tierra los precios. Así, un mercado que se mueve al más corto de los plazos ha reconocido la importancia del riesgo, y ese reconocimiento ha devuelto el interés hacia los valores más sólidos y que pueden garantizar la salida, aunque no sean capaces de grandes proezas de un día para otro.
La noticia del día y la abulia de la renta variable provocó un inusual movimiento entre valores de renta fija; al lado de la inactividad de los corros se negociaba por encima del 11 %.