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La Comisión Europea se muestra reacia a armonizar las legislaciones laborales

Acusada frecuentemente de olvidar la política social a la hora de formular propuestas para la creación del mercado único en 1993, la Comisión Europea se esforzó ayer por colmar este agujero al aprobar una comunicación sobre La dimensión social del mercado interior. La propuesta alcanza a los cuatro próximos años, pero la comisión se muestra reacia a armonizar las legislaciones laborales de los Estados miembros.

La comunicación, presentada ante la prerisa por su vicepresidente encargado de asuntos sociales, Manuel Marín, enumera las principales iniciativas que deberían ser adoptadas por los doce. "Una mayor uniformidad en las disposiciones que regulan las relaciones y las condiciones; de trabajo es discutible", subraya el informe de Marín y poco antes el presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, afirmaba en una entrevista que no se intentará que los demás trabajen un máximo de 35 horas semanales romo en la RFA ni tampoco se forzará al comercio de este país a abrir los fines de semana como tienden a hacerlo cada vez más tiendas en Francia y el Reino Unido.Delors apaciguaba así los temores del canciller alemán Helmut Kohl que el pasado fin de semana dió a entender que el mercado único no puede significar una equiparación laboral de los asalariados alemanes con los portugueses. Pero si la armonización no es globalmente necesaria puede serlo, no obstante, en determinados aspectos como las normas de seguridad e higiene en el lugar del trabajo sobre las que Marín hizo ya propuestas a principios de año que reiteró ayer.

Cambios de empresas

Cabe preguntarse entonces si la desaparición de las fronteras entre los doce no dará lugar a un dumping social, es decir a una emigración masiva de las industrias hacia regiones de mano de obra barata. Marín no lo cree porque "el costo social no es el único determinante de la competitividad de las empresas" aunque prevé que pueda producirse en "sectores de economía sumergida".

También puede surgir el fenómeno del dumping en servicios como el transporte por carretera y de ahí que Delors sostenga que "no podrá llevarse a cabo la liberalización del transporte en 1992 a menos que previamente las condiciones de trabajo, es decir el horario laboral y los descansos, hayan sido armonizados".

Tampoco vaticina Marín que en 1993 sarjan fuertes corrientes migratorias entre los Estados miembros en busca de trabajo o de un empleo mejor remunerado. En una primera etapa el paro puede incluso incrementarse, a causa de las economías de escala, aunque a medio y largo plazo el mercado único supondrá la creación de entre dos y cinco millones de puestos de trabajo.

Pero, señala la comunicación, "los nuevos puestos de trabajo creados no se situarán en los mismos sectores, no requerirán las mismas cualificaciones y no estarán forzosamente localizados en los mismos países o en las mismas regiones que los que desaparecieron". Las cualificaciones serán, por ejemplo, más técnicas y en su conferencia Marín instó a los doce a acelerar el reconocimiento mutuo de las cualificaciones profesionales aún pendientes. El vicepresidente español aboga por acabar rapidamente el proceso que garantiza la libre circulación y el libre establecimiento al tiempo que recomienda estimular la movilidad del personal técnico cualificado.

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