El Gobierno desea mayor moderación salarial desde 1989 para controlar los precios y aumentar el empleo
El Gobierno proyecta aconsejar, de cara al próximo año, así como para los años siguientes, una moderación salarial mayor que en los dos últimos ejercicios, con el fin de asegurar que podrá alcanzarse el objetivo de inflación previsto, así como favorecer la creación de empleo.En sus cuadros macroeconomicos, incluso los que han sido elaborados antes de conocer el fuerte aumento de los precios registrado durante el mes de Julio, prevén que las subidas salariales por empleado se negocien a tasas iguales que las del aumento del índice de precios al consumo 3% para cada uno de los años venideros).
De esta manera, la remuneración por persona debería quedar a lo sumo un punto por encima de dicho índice, frente a los 2,8 del año pasado y los 2,1 de este año.
En materia de empleo, se estima posible crear millón y medio de puestos de trabajo netos en el quinquenio que abarca de 1988 a 1992.
Las impresiones reveladas de que tanto las medidas fiscales como las monetarias e incluso la propia tasa de crecimiento económico del 4% que se espera para los próximos años, serian supeditada3 al objetivo de fijar el índice de precios al consumo (IPC) en el 3% (véase EL PAÍS del 11 de agosto) aparecen con firmadas en los documentos de escenarios macroeconómicos y presupuestarios 1988-1992, que el Ministerio de Economía y Hacienda ha elevado al Consejo de Ministros para centrar la discusión del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año que viene. Aun cuando estos escerarios fueron elaborados antes de conocerse que el 1,3% de aumento del índice de precios al consumo en julio rebaj el índice acumulado durante los siete primeros meses en el 2.9%, ya se tenía en cuenta, sin embargo, "una cierta dificultad para reducir la tasa de inflación española por debajo del 3%".
Rigidez laboral
La relativa rigidez del mercado laboral, así como el superior crecimiento de la recaudación impositiva, son dos factores que por sí solos aparecen citados como suficientes en los planteamientos realizados zon el fin de justificar un cíerto diferencial de inflación respecto a otros países europeos.
Esta visión coincide plenamente cor, las últimas recomendaciones realizadas por parte del Banco de España.
Los ejecutores de la política monetaria acababan de pedir ayuda de la política fiscal, y de aconsejar, al mismo tiempo, el retorno de los costes laborales a una senda de desaceleración.
Entiende el banco emisor que el margen ofrecido en los dos últimos años por la bajada de los precios agrícolas y de importacíón puede agotarse o incIuso hacer más vulnerable la política económica, en la medida en que ambos no dependen directamente del Gobierno.
Visto de otro modo: cada vez será más fácil desacelerar a la vez los precios finales y aumentar por otro lado los excedentes empresariales, conjunción ésta que resulta clave para el ajuste previsto para esta década.Los documentos del Ministerio de Economía y Hacienda señalan que el año pasado la remuneración nominal media de los asalariados creció 2,8 puntos más que el índice de precios al consumo.
Para este año espera que lo haga en 2,1 puntos.
Frente a estas tasas, que contrastan con la fuerte moderación de años anteriores -auspiciada por la destrucción de empleo-, a partir de 1989 la por empleo se supone en los cuadros macroeconómicos oficiales que se negociará a tasas iguales a las del crecimiento del indice de precios al consumo.
Sobre "este acuerdo" expresión se estima por término medio una deriva que situaría la remuneración que correspon de a cada empleado en un punto por encima del índice de precios al consumo. En las explicaciones de estos cuadros macroeconómicos se postula que el crecimiento moderado de los costes laborales es compatible con la mejora de los salarios reales a lo largo del período.
Pero eso requeriría que la inflación media coincidiera con la acumulada a fin de año, lo que no ocurrió en los ejercicios en que se registró una mayor moderación salarial, como el correspondiente a 1984.
Moderación de costes
La remuneración nominal prevista, a pesar de la evolución más desfavorable estimada para la productividad -el 1,6% entre 1989 y 1992, tasa inferior al 2,1% de 1987 y al 1,8% estimado para 1988-, daría ya como resultado una moderación mayor de los costes laborales unitarios que en los dos últimos ejercicios. Pero en los citados documentos se baraja la idea de ir más allá, al comentar lo siguiente:"Es evidente que una mayor contención salarial que la postulada mejoraría las perspectivas de competitividad. pero por otra parte podría tener consecuencias distributivas -no deseadas.
Una posible vía para una mayor disminución de los costes laborales unitarios sería la reducción de los costes laborales unitarios sería la reducción en el margen de las derivas salariales, pero dada la información empírica disponible no parece plausible suponer derivas globales significativamente por debajo de las consideradas.
Por ello, los mejores caminos a través de los cuales los costes laborales unitarios pueden reducirse deberán venir de la posible mejora de la productividad inducida por la modernización del capital productivo que ya se está llevando a cabo, o de la reducción de las cotizaciones de la Seguridad Social, o de cambios en la fiscalidad, como contrapartida a la moderación salarial".
Uno de los analistas consultados estimó que este párrafo en lectura fina puede sugerir el interés del gobierno de buscar una aproximación a los intereses sindicales y empresariales al mismo tiempo, basando en un incremento de la productividad y reducción de cotizaciones la caída del coste laboral unitario.
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