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Para servir a la patria

La mayoría de las 195 futuras guardias civiles que ingresaron ayer en la academia son 'hijas del cuerpo'

"Sí ella ha decidido ingresar en el cuerpo, allá ella; yo no he influido para nada en su decisión, pero estoy muy orgulloso. Mi hija sabe dónde se va a meter; si la mandan al País Vasco y le ocurre algo, iremos a por ella y nos la traeremos esté como esté. Qué le vamos a hacer. Estamos para servir a la patria". El que así hablaba ayer es el guardia civil Wenceslao Pérez Pérez, padre de María Dolores, de 18 años, una de las 195 mujeres que ingresaron ayer mismo en la academia de la Guardia Civil de Úbeda.

Ésta será la primera promoción de mujeres que tiene el instituto armado desde que el duque de Ahumada lo creó a mediados del siglo pasado. Las guardias, de entre 18 y 25 años, y en su mayoría hijas del cuerpo, algo nerviosas por la presencia de numerosos periodistas, fueron llegando espaciadamente durante toda la jornada de ayer a la academia de guardias auxiliares de Baeza.Se las ha alojado en este centro, creado hace pocos años para la formación de los jóvenes que realizan la mili en la Guardia Civil, porque sus instalaciones, más modernas, reúnen mejores condiciones. Diariamente acudirán a la cercana Úbeda, distante ocho kilómetros, para recibir su instrucción junto a los demás futuros guardias.

Las jóvenes aspirantes se presentaron en la academia acompañadas de sus familias, y algunas, de sus novios, después de haber superado varias pruebas selectivas en Madrid hace varias semanas.

"Lo llevo en la sangre"

María Dolores Pérez, que ha vivido toda su vida en la casa cuartel de Llerena (Badajoz), donde su padre presta servicio, asegura que siempre le ha gustado la Guardia Civil. "Es algo que llevo en la sangre". María Dolores no ha tenido especial dificultad con las pruebas culturales para el acceso, pero, sin embargo, encontró algo duras las pruebas físicas. Está convencida de que "las mujeres de la academia vamos a estar igual o mejor preparadas que los hombres".Estas 195 chicas son las únicas que han superado las pruebas de entre las 2.566 que pretendían ingresar en el instituto. Los guardias auxiliares con los que convivirán durante los próximos nueves meses, tiempo que durará el período de instrucción, esperan que no exista ningún tipo de favoritismo con las chicas. Los oficiales de la academia han dejado entrever que impondrán duras sanciones a los que se tomen cualquier tipo de libertad con sus compañeras. "Tenemos que andar con cuidado con ellas, pues nunca sabes de qué pez gordo es hija", declaró un joven guardia.

María del Carmen Ruiz, de 18 años, hija del teniente coronel Juan Ruiz Castro, destinado en la academia de la Guardia Civil de la vecina localidad de Úbeda, piensa que no va a gozar de ningún tipo de favoritismo, a pesar del puesto que ocupa su padre.

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Nacida en Granada, aunque criada en Jaén, María del Carmen está acostumbrada a vivir entre tricornios. "Desde muy pequeña", explica, "tenía ilusión por ser guardia civil. Cuando tuve noticias de que tenía posibilidades de entrar, dejé el COU y comencé a prepararme físicamente para superar las pruebas".

La Star 90

María del Carmen asegura que a raíz de aprobar las oposiciones su padre comenzó a darle órdenes, un poco en broma, para obligarle a realizar algunas tareas domésticas. Espera llegar alto en el instituto, y cree improbable, "porque cada uno irá a lo suyo", que fragüen relaciones sentimentales entre los alumnos de la academia. "No creo que nadie se la juegue haciendo alguna tontería aquí dentro". Prefiere la acción y está ansiosa por terminar la instrucción y que le entreguen la Star 90, pistola reglamentaria.En general, el clima que se palpa entre las personas relacionadas con el instituto es favorable a la iniciativa de incorporar a la mujer a la Guardia Civil. Sin embargo, también hay detractores: "¡Uf!, yo qué sé, pero que haya mujeres guardias es algo raro; además, una mujer no puede hacer lo que hace un hombre", argumentó un guardia civil cercano a la jubilación.

El aspirante a guardia civil Manuel Domínguez González no comparte el entusiasmo de algunos de sus compañeros. "Esto me parece demasiado. La mujer es más débil y menos responsable que el hombre, ya que se deja llevar más por los instintos. Su misión es estar en la casa ocupándose de las tareas domésticas. No me gustaría que mi mujer fuese guardia civil", precisó.

De las 195 alumnas que ingresaron ayer en la escuela de guardias civiles de Baeza, 71 residían en Madrid. León, con 11 guardias, y Sevilla y La Coruña, con 9, son las provincias desde donde se desplazan mayor número de mujeres.

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