Hora del preservativo

A ver si soy capaz de centrar el tema en el breve espacio de una carta al director.He leído con atención el editorial La hora del preservativo, publicado el pasado día 23; son muchas las implicaciones socio-político-económicas que del preservativo pueden derivarse, pero no debo alargarme con exceso. Sólo unas breves líneas sobre el aspecto moral de la cuestión.

La Iglesia no imparte ninguna enseñanza propia sobre la moral sexual; se limita a conservar y transmitir la doctrina que en su día recibiera por boca de su fundador, que, por una feliz casualidad, es quien se inventó el sexo con placer incorporado; no conozco todavía a nadie que piense en el orgasmo como logro humano conseguido en algún laboratorio. Y fue precisamente el autor de la problemática sexual quien marcó un plan para la realización plena de la pareja; luego sucede que, en aras de la libertad, cada uno puede hacer en este aspecto lo que crea oportuno: sodomizar, atenerse al plan del Creador, abortar o mostrar su alborozo por el incremento en el uso de preservativos. Por ello no me parece seria la postura del editorial al que me refiero, aludiendo peyorativamente a "las enseñanzas vaticanistas" o a esa "especie de pudor que forma parte del carácter nacional heredado"; defienda EL PAÍS el uso de los preservativos si lo cree oportuno, pero no haga burla de quien sustente una opinión adversa sobre tal cuestión.

No se trata, pues, de establecer ahora una polémica estéril entre fe e incredulidad; cada uno responderá en la vida de los dones que recibió, quedando para el final de los tiempos el descubrimiento de la Verdad sin mezcla de error alguno. Mientras tal momento llega, conviene ser cautos en los juicios, no vaya a resultar que estamos equivocados.-