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Walesa, dispuesto a dialogar, pero sin parar las huelgas

El líder del sindicato ilegal polaco Solidaridad, el premio Nobel de la Paz Lech Walesa, manifestó ayer en la ciudad portuaria de Gdansk que está dispuesto a entablar de in mediato el diálogo con las autorídades, de acuerdo con la oferta hecha por el ministro del Interior, Czeslaw Kisczcak. No obstante, declaró que las huelgas seguirán hasta que el régimen acceda a la legalización del sindicato Solidaridad. "Seguiremos hasta la victoria", dijo.

Andrzej Stelmachowski, el intelectual que intenta mediar entre el Gobierno y los huelguistas por encargo de la Iglesia, llegó ayer de nuevo a Gdansk para ver a Walesa. Éste se mostró dispuesto a compromisos con el poder, pero insistió en la legalización del sindicato como objetivo irrenunciable. Mientras, en la fábrica de maquinaria pesada de Stalowa Wola, 200 kilómetros al sureste de Varsovia, se extendía la huelga hasta afectar a la totalidad de la plantilla. Al ordenar la dirección por la mañana la apertura de los portones, los huelguistas dejaron entrar al recinto a sus compañeros, que se unieron al paro. Ya son cerca de 7.000 los obreros en huelga en esta planta. Continúan además los paros en Sczcecin y Gdansk.El coronel Mieczyslaw Laskowski, miembro del Comité de la Industria Militar, advirtió ayer por la tarde a los huelguistas de Stalowa Wola y de Gdansk que dichos establecímientos dependen del Ministerio de Defensa y que el conflicto "no será tolerado indefinidamente" ya que afecta a 1a seguridad nacional" y las alianzas internacionales de Polonia. El ministro de Trabajo, por su parte, señaló que los huelguistas que no se reincorporen mañana serán despedidos.

Las autoridades excluyeron la legalización de Solidaridad tras el pleno del Comité Central del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista) que concluyó el domingo en Varsovia. Todas las ofertas públicas de diálogo a huelguistas y oposición continúan siendo ambiguas. En Varsovia, diversos miembros de la oposición manifestaron ayer que el comité central se ha impuesto con su conservadurismo a los intentos más audaces de contacto con la oposición de los miembros del Buró Político. Entre las intervenciones de miembros del comité central publicadas en el órgano del partido, Tribuna Ludu, hay muchas más que piden duras intervenciones policiales contra los huelguistas que las que apoyan las reformas políticas.

Las ofertas de reconciliación se alternan con amenazas. El disidente Wladislaw Frasyniuk recibía en comisaría una oferta de diálogo por parte de unos policías, y en una habitación anexa otros agentes le amenazaban "si no se está callado de una vez". Líderes del sindicato, como Bronislaw Geremek, que ha mantenido contactos con las autoridades, o Jacek Kuron, son de nuevo objeto de la manida práctica de cortarles el teléfono. El historiador Adam Michnik, que se encuentra en Gdansk asesorando a los huelguistas, declaró ayer que el comunicado del comité central se queda a medio camino. No acepta, pero no amenaza.

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