Negocio rentable.
Una madre arregla la indumentaria a su hijo, disfrazado de último emperador, Pu Yi, antes que un fotógrafo ambulante le tome una fotografia ante la Ciudad Prohibida. Los fotógrafos ambulantes pequineses, equipados con vestidos, descubrieron el rentable negocio de explotar la popularidad de El último emperador, la película de Bernardo Bertolucci que comenzó a exhibirse la pasada semana en la antigua capital del imperio.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.