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Un ex empleado, detenido como presunto incendiario del 'sex shop' de Bravo Murillo

Roberto Basterrechea Juntas, de 22 años, ha sido detenido por la policía como presunto autor del incendio ocurrido en la madrugada del pasado domingo en el sex shop Afrodita, sito en la calle de Bravo Murillo, número 360. El joven pirómano, que trabajó durante un mes en dicho local, actuó así como venganza por haber sido despedido. Los daños y perjuicios causados por el fuego han sido estimados en unos 300 millones.

La policía sospechó desde el principio que el incendio del sex shop Afrodita era provocado. Los funcionarios del distrito de Tetuán observaron que el autor del fuego había entrado por una de las puertas de emergencia del local, que estaba abierta desde el interior.Las primeras investigaciones se dirigieron a un grupo terrorista denominado Goitia, que hace unos meses amenazó al dueño del establecimiento y exigió tres millones. Entonces la policía detuvo a una mujer, autora del escrito chantajista.

Tras descartar a la citada organización y a otros sospechosos, los encargados del caso supieron que Roberto Basterrechea había trabajado como camarero en el bar del sex shop y que había sido despedido el pasado mes de julio.

Las pesquisas posteriores determinaron que Basterrechea había estado en Afrodita el día en que se produjo el siniestro. Estuvo con sus antiguos compañeros hasta la hora del cierre y finalmente se despidió de ellos en la calle.

El joven sospechoso fue detenido a las doce de la mañana del miércoles y reconoció los hechos que se le imputan, según fuentes policiales. Explicó que actuó así como venganza por haber sido despedido y no haber cobrado unas 30.000 pesetas de finiquito laboral. El propietario del negocio ha reconocido tal deuda, pero asegura que no pagó a Basterrechea porque no le localizó.

Una copa de cava

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El supuesto pirómano ha relatado que dejó abierta una de las dos puertas de emergencia del sex shop, por donde volvió a entrar al despedirse de sus antiguos compañeros. Tras tomar una copa de cava y fumar unos cigarrillos, prendió unos papeles y el fuego se propagó rápidamente. Esperó la llegada de los bomberos para ver el desenlace de su acción.Las llamas destruyeron el local, donde había cabinas individuales en las que los clientes presenciaban películas y "hermosas señoritas de carne y hueso", según un anuncio publicitario. Francisco Javier Sánchez, propietario del local, tasó los daños en 50 millones.

A siete metros de distancia del lugar del incendio están situados los tanques de una gasolinera y un almacén de pintura. La proximidad de estos productos combustibles supuso un grave riesgo que fue atajado por los bomberos.

Los vecinos de dos fincas colindantes al sex shop han sido alojados en un hotel, ya que los técnicos han comprobado que el fuego afectó a sus estructuras y ha originado perjuicios estimados en más de 250 millones de pesetas.

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