Gran manifestación en Praga para pedir apertura en el 20º aniversario de la invasión soviética
Miles de personas se concentraron ayer en el centro de Praga en la primera gran manifestación independiente que se celebra en Checoslovaquia desde que, hizo ayer 20 años, irrumpieron en el país los carros de combate del Pacto de Varsovia para acabar violentamente con el programa de reformas del socialismo checoslovaco conocido como la primavera de Praga. Praga dejó ayer de ser uno de los pocos centros de poder en Europa oriental donde el régimen podía ignorar la presión de la calle en su relación con la política aperturista iniciada por la dirección de la Unión Soviética bajo Mijail Gorbachov.
Tras la manifestación de ayer, tolerada hasta un extremo insólito, Checoslovaquia no será la misma, según coincidían muchos manifestantes que, al igual que los jóvenes policías, jamás habían visto nada parecido.Entre coros de "Dubcek, Dubcek, libertad, libertad", la manifestación recorrió todo el centro de Praga ante una actitud la actitud tolerante de la policía. Tras la manifestación se produjeron diversos incidentes y varias detenciones. La policía cortó los puentes que unen sobre el río VItava la Parte Vieja de Praga con la Parte Pequeña y el castillo, sede de la Presidencia de la República.
Con perros policía y fuerzas antidisturbios disolvieron a los últimos grupos de manifestantes a última hora de la noche. Tras dos décadas de silencio, muchos manifestantes parecían ansiosos por calmar los deseos de expresar su opinión y aprovechar una tolerancia insólita en la policía checoslovaca.
Pese a la vigilancia de la capital durante todo el fin de semana, la manifestación en la plaza de San Venceslao cogió absolutamente desprevenida a las fuerzas de seguridad dadas las dimensiones que pronto adquirió. Durante toda la mañana la presencia policial en el centro había sido masiva pese a la tranquilidad absoluta reinante. Los praguenses estaban en el campo. Praga era de los turistas y de la policía, de uniforme y de paisano.
Sin embargo, a últimas horas de la tarde del domingo, fueron varios miles los que se reunieron en el centro y protagonizaron una marcha sin precedentes por toda la ciudad vieja entonando canciones patrióticas checas, coreando el nombre del líder comunista derrocado en 1968 y enarbolando banderas checoslovacas. Ancianas se asomaban de sus ventanas aplaudiendo y llorando. Los manifestantes parecían sorprendidos por su propia osadía y recorrían las calles dando palmas, gritando "rusos a su casa", "libertad" y "checos uníos, juntos somos poderosos".
Jornada histórica
La Asociación Pacifista Independiente, representada por Thomas Dvorak, leyó en la placa de San Venceslao un comunicado pidiendo la verdad histórica sobre la intervención en 1968, la retirada de las tropas soviéticas, libertad de asociación y de prensa, la liberación de los presos políticos, la rehabilitación de los comunistas depurados tras 1968, elecciones libres y el respeto general a los derechos humanos.La capital checoslovaca vivió una. jornada que muchos manifestantes calificaban de histórica, no sólo por la efemérides de los trágicos acontecimientos del 21 de agosto de 1968. Por primera vez desde entonces y de forma absolutamente inesperada, miles de checos salieron a las calles de Praga para expresar su apoyo a la política reformista del máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, solicitar la retirada de las tropas soviéticas estacionadas en el país, elecciones libres, libertad de prensa y la rehabilitación de los comunistas purgados tras la invasión.
Unas 10.000 personas se manifestaron en una jornada que parece el comienzo de la ruptura con dos décadas de letargo, apatía y resignación en Checoslovaquia.
Tanto en San Venceslao, en la Plaza de la Parte Vieja y en el puente de Carlos se produjeron ayer situaciones en que se palpaba la emoción que embargaba a los manifestantes. Jóvenes que apenas habían cumplido los 10 años cuando Dubcek fue apartado del poder, entonaban el nombre del dirigente portando en sus solapas retratos del máximo dirigente soviético Mijail Gorbachov "traídos de Hungría", como revelaban, y banderas de la república checoslovaca.
Turistas de Alemania oriental, donde el régimen bloquea todas las iniciativas de liberalización política similares a las de la URSS, aplaudían desde las aceras sin osar a incorporarse a un flujo de ciudadanos praguenses, en su mayoría jóvenes que parecían ayer haberse sacudido definitivamente el miedo paralizante de sus mayores.
Aviso para Milos Jakes
La manifestación de ayer supone un aviso absolutamente inesperado para el máximo dirigente checolsovaco Milos Jakes. Por primera vez, desde que sucedió en la jefatura del partido a Gustav Husak, se enfrenta con reivindicaciones populares que toman cuerpo en la calle. La manifestación ayer pidió, entre los aplausos de transeúntes, "la verdad sobre el 68". La dirección del partido lleva días defendiendo la interpretación ortodoxa de aquellos hechos, sin alejarse un ápice del documento sobre las Iecciones de la crisis" hecho en 1970 y de corte absolutamente brezneviano.Ayer, sin embargo, el nombre de Dubcek volvió a resonar, como el de un héroe político o un símbolo de socialismo democrático, por las estrechas calles de Praga. La actual dirección checoslovaca no podrá, tras este 21 de agosto de 1988, seguir ignorando a la opinión pública. Una fuerza que tras 20 años de exilio interno volvió a reivindicar su papel.
[Por su parte, en Moscú, decenas de personas que intentaban protestar por la intervención de tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia hace 20 años, fueron disueltas por la policía en el centro de la capital. Más de 50 manifestantes fueron detenidas, según Unión Democrática, que convocó la protesta, informa Efe].
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