Preservar el preservativo
Los condones se deterioran si se usan con cremas aceitosas y espermicidas
El riesgo de contagio del virus; del SIDA parece no perdonar tampoco la barrera del condón. Homosexuales que se protegen mediante el paraguas transparente de una eventual transmisión, usando a un tiempo aceites para facilitar las penetraciones anales, pueden haberse expuesto al virus tantas veces como hayan realizado esa práctica de riesgo. La integridad del preservativo sólo dura un minuto, ya que el aceite ataca el látex. Pero el uso de condón con espermicida implica un peligro similar.
Los preservativos no deben usarse con aceites cremosos, ya que existe el riesgo inmediato de rotura, según José Torres Ibáñez, miembro del comité técnico de la Asociación Española de Normalización, dependiente del Ministerio de Industria. Para Torres, esta práctica, frecuente entre homosexuales para posibilitar las penetraciones anales, debe ser evitada: "El condón se rompe en un minuto, porque la, crema ataca químicamente el material del que está hecho el preservativo"Además, el experto previene contra el uso de: los condones con espermicida. "Es cierto que este anticonceptivo, si alcanza una conceritración del 1 % en el líquido de la vagina o del recto, inactiva el virus del SIDA. Las cantidades que se pueden conseguir con el uso del preservativo con espermicida son infinitamente más, pequeñas, pero sobre todo", dice Torres, "el espermicida, si lleva cierto tiempo en contacto con el material del condón, le resta a éste mucha resistencia".
Los españoles gastaron unos 4.500 millones de pesetas en preservativos desde marzo de 1987 al mismo mes del presente año, aunque sólo un 15% de la población los usa, indica Torres. La cifra resulta mínima si se tiene en cuenta que en Japón, el país donde hay una incidencia menor de-1 síndrome de Inmunodeficiencia adquirida, el profiláctico es usado por un 55% de la población masculina.
La norma UNE, aprobada en 1986, rige la calidad de los preservativos españoles y "supera en rigor a casi todas las otras normas, la sueca o la inglesa, por catar un ejemplo, que siguen la norma ISO", comenta Torres. Dicha norma recoge condiciones mínimas referidas a la cantidad de poros que contiene el preservativo y a su resistencia mecánica.
Normalización
Según un estudio muy reciente realizado por este experto, químico de profesión, sobre la experiencia de romper 3.000 condones de la mayoría de las marcas existentes en el mercado español (las que tienen una penetración superior al 3%), los profilácticos a disposición del consumidor español ofrecen cifras de fiabilidad muy superiores a las contempladas en la citada norma UNE.Las cifras españolas revelaron que había solamente un 0, 17% de poros en los preservativos que se usan en nuestro país. "SI bien la marca líder en el mercado español es la más irregular, ya que tiene poros en la zona superior del condón. Es muy difícil que alguien tenga tanto semen que llegue a esa zona. Pero un estudio similar realizado en Estados Unidos el pasado año", prosigue, "arrojó cifras del 17% de poros", comenta Torres, quien atribuye estas deficiencias a que en aquel país los condones se venden en máquinas expendedoras automáticas, expuestas, entre otras inclemencias, a las radiaciones solares, lo que indiscutiblemente deteriora el producto.
Los expertos dirigen ahora su atención al estudio de la capacidad de rasgarse de los profilácticos, "la posibilidad más real", según Torres. Los condones se estudian mediante los denominados ensayos reológicos, que consideran las propiedades viscoelásticas del látex. Este interés viene determinado por lo que él llama tercera revolución sexual, "que ha aparecido a causa del SIDA". La normativa Internacional RQTF se refiere a esta propiedad y es la más rigurosa que existe actualmente.
"Hay 4-50 millones de personas en todo el mundo -un tercio de la población sexualmente activa- que se benefician anualmente de la protección de los 7.000 millones de unidades de condones consumidos, lo que supone que cada persona utiliza al año 17 veces el condón", concluye Torres, insistiendo en la necesidad de la normatización de este método de protección, ante la amenaza que supone el SIDA.
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