_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

En el nombre de Andreu Nin

Recientemente presentamos en el Ateneo de Madrid la Fundación Andreu Nin, creada y legalizada hace ya unos meses. Los actos que se celebraron con motivo de este acontecimiento (tres conferencias, una exposición Nin y la presentación de un libro sobre las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona) coincidieron con dos hechos de un dramatismo extraordinario: el 51 aniversario del secuestro y asesinato de Nin por la policía estalinista en Alcalá de Henares o en El Pardo y la rehabilitación por el Tribunal Supremo de la URSS de los principales dirigentes de la Revolución de Octubre: Zinoviev, Karnenev, Piatakov, Sokolnlkov y Radek. Digamos entre paréntesis que tales rehabilitaciones, después de las de Bujarin, Rikov y Rakovski, anulan los horribles procesos de Moscú de 1936-1938 y anuncian, implícitamente, que Leon Trotski será restablecido pronto en el puesto que históricamente le pertenece.Semejante coincidencia tiene una alta significación por dos razones. Porque, como hemos dicho en distintas ocasiones, la represión contra el POUM y el asesinato de Nin y de otros revolucionarios en 1937-1938 no fueron la consecuencia de un "conflicto interno en el campo republicano", sino el resultado directo de la intervención de Stalin y su aparato burocrático en el proceso revolucionario español durante el período de reacción abierto por los procesos de Moscú. Y porque Nin no era simplemente el secretario político del POUM sino la personalidad comunista española más ligada a los dirigentes de octubre, ya que en los años veinte fue secretario de la Internacional Sindical Roja, diputado del Soviet de Moscú, consejero político del Gobierno de Zinoviev, colaborador de Lenin y Trotski y, por último, dirigente de la Oposición de Izquierda Internacional.

Nin, torturado hasta la muerte por los que pretendían arrancarle una confesión que pudiera comprometer a sus compañeros del POUM y a los dirigentes rusos calumniados y asesinados por Stalin, es el símbolo más puro de la resistencia al estalinismo, en la URSS y en España en plena revolución. Por eso hemos adoptado su nombre para la fundación creada recientemente y que se propone ser un "centro de investigación social" y asumir, entre otras muchas tareas, la de "fomentar el conocimiento de la obra de Nin" y "llenar el vacío que existe en cuanto al estudio y conocimiento científico del pensamiento marxista revolucionario" en esta época en que parecen triunfar el liberalismo salvaje o el social-liberalismo mediocre. Por lo demás, el nombre de Nin es particularmente simbólico en el momento en que el propio PC de la URSS ha decidido elevar un monumento a las víctimas del estalinismo en Moscú y acaba de proclamar en su reciente conferencia que los períodos de Stalin y de Breznev "determinaron profundas deformaciones de la sociedad socialista, retrasaron su desarrollo durante decenas de años y provocaron pérdidas humanas inmensas y daños morales e ideológicos inconmensurables".

En el curso de los últimos años "mucho antes de que se iniciara la perestroika y el proceso de transformación revolucionarla de la sociedad soviética al que asistimos actualmente-, los amigos y camaradas de Nin, en estrecha colaboración con militantes e intelectuales de las nuevas generaciones, hemos hecho todo cuanto estaba a nuestro alcance para defender el honor y la memoria de Andreu Nin publicando sus obras, escribiendo y difundiendo sus biografias, explicando lo que fue y lo que representó en conferencias y coloquios y en una gran exposición sin precedentes, grabando su nombre en dos placas en las Ramblas barcelonesas, creando una sala Maurín-Nin en el Centro de Estudios Históricos de la universidad de Barcelona y, puesto que todavía no sabemos dónde está su tumba, rindiéndole homenaje en El Vendrell, la ciudad catalana donde nació.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Sin embargo, la lucha por la verdad sobre Andreu Nin no ha concluido. La fundación que ostenta su nombre se propone proseguirla en todos los terrenos, dentro y fuera de España, y así lo ha proclamado en los actos de Madrid. Entre sus objetivos inmediatos figura la apertura de una investigación sobre las condiciones de la detención, el secuestro y el asesinato de Nin en Madrid, para la que reclamaremos el concurso del Gobierno socialista, puesto que, entre otras cosas, será necesarlo obtener el libre acceso a los archivos de los ministerios de Justicia y del Interior y quizá de otros organismos del Estado, como el Tribunal Supremo.

Pensamos igualmente en el nombramiento de una delegación representativa del movimiento obrero y, de la intelectualidad de nuestro país a fin de completar la investigación que se realice en España con una misión concreta en la Unión Soviética. Esta delegación podría fijarse como tarea levantar lo que se ha dado en llamar el "secreto de Andreu Nin" poniéndose en relación con la comisión de rehabilitaciones del Comité Central del PC de la URSS, con el Tribunal Supremo y con los historiadores que investigan actualmente -todavía con grandes dificultades, es cierto- en los archivos soviéticos sobre la intervención de Stalin en la guerra y en la revolución españolas, sobre el trágico destino de los representantes rusos en nuestro país y sobre lo que ciertos historiadores de Moscú llaman la "ruptura del frente antifascista" cuando se refieren al sectarismo stalinista y a la represión contra el POUM, los anarquístas y la izquierda socialista de Largo Caballero.

El restablecimiento de la verdad sobre Andreu Nin (que podía parecer utópico hace sólo unos meses) resultará más fácil ahora, tras la decisión de abrir los archivos de la Internacional Comunista, adoptada el 3 de junio pasado por el Comité Central del Partido Comunista de la URSS (crónica de Pilar Bonet en EL PAÍS del 3 de agosto de 1988). Aunque por el momento parece que los dirigentes soviéticos quieren limitar el acceso a dichos archivos al Partido Comunista de España, la Fundación Andreu Nin espera que se procederá con un criterio menos restrictivo, sobre todo en un caso tan dramático y tan importante como el de Nin, fundador del Partido Comunista en 1921 y dirigente del Komintern en los años veinte.

En España, como en la URSS, el pasado histórico tiene una enorme importancia para comprender el presente y preparar el futuro. Pero la Fundación Nin no piensa limitarse a realizar estudios e investigaciones sobre la revolución y la guerra civil de 1936-1939. Una de sus principales preocupaciones en estos momentos es justamente aportar su contribución al análisis y a la comprensión de las profundas transformaciones que se están desarrollando en la URSS y a sus repercusiones en el este de Europa y en el rnovimiento socialista mundial.

es periodista y fue secretario general del POUM durante la dictadura franquista.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_