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Pecar contra los dioses

La Corte Constitucional italiana confirma la vigencia del delito de blasfemia

Juan Arias

En Italia, donde el nuevo concordato firmado entre el Estado y la Santa Sede ha abolido la cláusula antigua de que el catolicismo es la religión oficial del Estado, la blasfemia sigue siendo igualmente un delito que puede ser castigado con una multa que va desde 20.000 hasta 60.000 pesetas, según su importancia. Lo ha decidido la alta Corte Constitucional en respuesta a los jueces d Roma, Trento, Génova y La Spezia, que habían planteado la inconstitucionalidad de tal delito tras la entrada en vigor del nuevo concordato de 1984.

La multa más cara es para la blasfemia contra Dios, y la más pequeña, contra un santo, por ejemplo. En medio, en cuanto a graducación económica, están los insultos a la Virgen. Los magistrados de la alta Corte han motivado la sentencia explicando que, aun cuando el catolicismo no es ya la religión de Esta do en este país, sin embargo "representa aún la fe religiosa más seguida y difundida en Italia".

Otros dioses

Pero, puesto que la Corte Constitucional se ha dado cuenta de que no es justo que sólo la blasfemia contra el Dios "católico" sea un delito castigado por la ley y no, por ejemplo, la pronunciada contra los dioses de otras religiones, ha pedido al Parlamento que modifique el artículo 724 del Código Penal, que impone la defensa de la fe católica "contra las blasfemias", para que dicha defensa se extienda también a las otras religiones.Es decir, que también las blasfemias, por ejemplo, contra Alá o contra Yahvé o contra Buda puedan ser castigadas con las 60.000 pesetas de multa. Lo dificil será, por ejemplo, distinguir en algunas religiones entre un dios y un santo, porque algunas no los tienen. Pero, por ejemplo, a una blasfemia contra Mahoma, ¿se la podrá castigar con la multa máxima de 60.000 pesetas como la proferida contra el Dios católico, o sólo con 20.000, considerándolo simplemente como un santo? Eso lo deberán discutir y decídir los legisladores cuando cambien definitivamente el Codigo Penal.

El principio de la defensa de la fe católica como religión del Estado había sido introducido por vez primera en el estatuto monárquico de 1848. Después fue ratificado en el Concordato de la Santa Sede y el Fascismo en 1929.

En ocasión del último Concordato firmado entre el secretario de Estado Vaticano, cardenal Agostino Casaroli, y el entonces presidente del Gobierno, el socialista Bettino Craxi, los jueces de varias ciudades importantes del país habían expuesto la incongruencia de que se continuara penalizando la blasfemia contra el Dios católico cuando ya el catolicismo ha dejado de ser la religión oficial del Estado en este país. La solución era o castigar todas las blasfemias, sin distinción del dios contra el que se pronuncien, o no castigar ninguna. La Corte Constitucional -y en esto el Vaticano se ha quedado muy contento- ha decidido que todas las blasfemias son un delito y que el que blasfema al dios que sea será castigado y con la misma multa. Alguien ya ha bromeado diciendo que tal "ecumenismo" no gustará excesivamente al cismático Marcel Lefebvre, para quien uno sólo es el Dios contra el que se puede blasfemar porque sólo Él, el católico, es el depositario de la única y total verdad revelada a los hombres.

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