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Sein Lwin dimite como presidente de Birmania

El hombre fuerte de Birmania desde el pasado 26 de julio, Sein Lwin, dimitió ayer de sus cargos como presidente del país y del Partido del Programa Socialista Birmano (PPSB), tras cinco días de violentas revueltas populares contra su permanencia en el poder. " dimisión, según Radio Rangún, fue aceptada por el Comité Central del PPSB, partido único, y por el Consejo de Estado, el más importante órgano) estatal birmano. Ningún sucesor ha sido designado, por el momento, para los cargos dejados por Lwin, de 64 años. El nuevo presidente será elegido en una reunión extraordinaria de la dirección del partido, convocada para el 19 de este mes, ante una crisis que ha puesto al país al borde de la guerra civil.

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Una calma precaria reinaba ayer en la capital birmana, Rangún, al conocerse la dimisión del general Sein Lwin tras los duros enfrentamientos iniciados el pasado lunes en distintas ciudades del país entre manifestantes y las fuerzas del Ejército, que arrojaron 98 muertos, según cifras oficiales y que fuentes diplomáticas elevan a un número de entre 500 y 1.000 víctimas mortales.El general Sein Lwin sucedió como presidente, el pasa, o 26 de julio, al general Ne Win, del que era firme partidario y cuya línea dura al frente del Estado continuó. La agitación contra el régimen comenzó entre los estudiantes opuestos al nuevo hombre fuerte, que le hicieron responsable de la represión en Birmania en los últimos 26 años. La revuelta se extendió a otras capas de la población.

Durante las manifestaciones, varios barrios de Rangún y la localidad meridional de Victoria Point habían caído en poder de los manifestantes, que pedían la destitución de Sein Lwin, la realización de un referéndum sobre el mantenimiento del partido único en el poder, una baja en el precio del arroz -cuya escasez fue uno de los motivos de la protesta- y la liberación de los manifestantes detenidos esta semana.

Birmania cerró temporalmente ayer su frontera con Tailandia en Victoria Point, "por razones de seguridad".

Los observadores señalan que, si existe una organización que haya promovido la rebelión contra Sein Lwin, ésta es muy pequeña o se encuentra en estado embrionario, y que ningún grupo ha conducido el estallido popular hasta el punto al que ha llegado. Atribuyen más bien a la crisis económica la amplitud del movimiento de protesta.

Birmania es uno de los seis países más pobres de la tierra, según las estadísticas de la ONU, y uno de los más cerrados a la influencia exterior.

Patrullas del Ejército

Los grupos rebeldes de los kachins y karens, minorías étnicas que desde la independencia de Birmania, en 1946, luchan contra el Gobierno de Rangún, han permanecido inactivos en esta crisis, abierta con la dimisión de Ne Win, quien desde 1962 orientó al país por la vía de una combinación de marxismo y budismo.

Fuerzas del Ejército de Birmanía patrullaron ayer las calles de la capital, donde la población había levantado, en las primeras horas del día, decenas de barricadas y establecido zonas liberadas que fueron rodeadas por lossoldados. Los manifestantes ignoraron el llamamiento a la calma formulado la noche del jueves por el primer ministro, Tun Tin, y por los patriarcas budistas, y se lanzaron a las calles por quinto día consecutivo. En su llamamiento, Tun Tin justificó la acción de las fuerzas armadas contra los manifestantes, afirmando que "están haciendo lo necesario para la defensa y la seguridad del Estado".

Según Radio Rangún, importantes cantidades de arroz fueron saqueadas en los alrededores de la capital. Manifestantes enardecidos exhibieron asimismo, según testigos presenciales, la cabeza de un funcionario y quemaron posteriormente su cuerpo.

Testigos de las manifestaciones señalaron que en Yankín, un suburbio del norte de la capital en el que viven algunos de los altos funcionarios birmanos, los estallidos se produjeron por la noche, a pesar del toque de queda impuesto por el Gobierno. Cánticos contra el Ejército y el Gobierno fueron entonados por los manifestantes, que destruyeron y quemaron propiedades oficiales y sedes del Partido del Programa Socialista Birmano, en el poder.

La ley marcial mantiene paralizada la actividad comercial e industrial de la capital birmana y la mayor parte de los transportes públicos y de las comunicaciones por teléfono siguen interrumpidos. Tres de los seis periódicos que se publican diariamente en Rangún no salieron ayer a la calle. El diario en lengua inglesa Die Guardian informó que el Ejército disparó contra los manifestantes en 18 lugares de la ciudad durante los disturbios del jueves.

Fuentes diplomáticas contactadas por teléfono desde Bangkok, la capital de Tailandía, indicaron ayer que había signos de divergencias en el Ejército birmano ante la situación creada y que Sein Lwin estuvo sometido en los últimos dias a fuertes presiones para que presentara su dimisión.

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