Jóvenes delincuentes
EL INFORME hecho público por el departamento de estadística de la Guardia Civil sobre la evolución de la delincuencia juvenil durante el período comprendido entre 1972 y 1987 coincide con los datos que las más variadas fuentes vienen detectando sobre los comportamientos delictivos de la España de los últimos lustros: aumento de la participación juvenil en la comisión global de delitos, incidencia predominante de los delitos contra la propiedad, relación cada vez mayor entre la drogodependencia y el paro y los hechos delictivos, e irrupción cuantitativamente cada vez más importante de la mujer en el mundo de la delincuencia.Según el mencionado informe, en 1987 fueron detenidos 52.821 jóvenes entre 13 y 20 años de edad, lo que supone el 35,69% del total de personas detenidas en ese año y un aumento del 275% respecto del año 1972, en el que fueron detenidas 19.036 personas menores de 21 años. De los jóvenes detenidos en 1987, 41.028 lo fueron por delitos contra la propiedad y 3.176 por hechos relacionados con el tráfico de estupefacientes. Las jóvenes detenidas pasaron de 3.133 en 1980 a 3.801 en 1986. Sin duda, estos datos no pueden desligarse en su globalidad del fuerte aumento de la población juvenil en la última década: más de seis millones y medio de jóvenes entre 15-24 años en 1986. Pero al mismo tiempo no dejan de plantear graves interrogantes sobre ciertos aspectos de la sociedad actual. En todo caso, su misma existencia y, sobre todo, la fuerte interconexión demostrada entre la delincuencia actual y fenómenos tan negativos como la drogodependencia y el paro, o la frustración engendrada en los jóvenes ante su incapacidad para satisfacer la enorme apetencia de deseos con que la sociedad de consumo les tienta, constituye una difícil interpelación a los gobernantes y a los estamentos rectores de la sociedad actual.
Los jóvenes españoles de finales de los ochenta tienen poco que ver con las anteriores generaciones. El proceso de urbanización, el mayor nivel de formación y la igualdad educativa de la mujer han sido factores generalmente positivos que han repercutido en la configuración de la juventud actual. En los últimos lustros se ha pasado de una juventud trabajadora a unajuventud estudiantil. Casi cuatro de cada 10 jóvenes son hoy estudiantes cuandos apenas uno de cada 10 lo era hace 25 años. Pero el cambio más espectacular se ha producido entre las jóvenes. En 1964, una de cada 10 se dedicaba a sus labores, prefigurando su futuro de subordinación. En 1987, ya había más mujeres jóvenes que hombres estudiando y sólo 1,5% de cada 10 figuraban en el epígrafe de sus labores. Pero también los jóvenes actuales han nacido en medio de la crisis económica, cuyo factor más relevante, el paro, era prácticamente desconocido en la sociedad de los años sesenta. Si en 1974 no llegaba al 5%, en 1987 afectaba a uno de cada cuatro jóvenes.
El aumento de la delincuencia juvenil es debido no a una especie de cruda criminología basada en el innatismo o en irrefrenables instintos criminales de los jóvenes de hoy, sino precisamente a la falta de adecuación entre su madurez vital y las perspectivas y horizontes que se les ofrece, la ausencia de justificaciones reales para su existencia y de incentivos para su integración en la sociedad. Desde esta perspectiva resulta a todas luces parcial e insuficiente la solución exclusivamente represiva y policial que algunos sectores pretenden dar al problema. Sin duda, se necesita una mayor efectividad de la lucha policial contra este tipo de delincuencia. Pero la sola actividad policial de poco servirá si no va acompañada de una tarea preventiva y educativa y, sobre todo, de soluciones a los problemas de la juventud por parte de las administraciones públicas y del pluralismo asociativo de la sociedad española.
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