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A la caza del turista

Los extranjeros que visitan Madrid, una 'pieza' muy cotizada entre los delincuentes

Los miles de turistas que visitan Madrid en esta época son algunas de las piezas más cotizadas para los cacos. Los extranjeros (guiris, como se les denomina en la jerga delictiva) suelen llegar a la capital cargados de divisas y pasean por la calle sin adoptar apenas medidas de prevención, según fuentes policiales. Los chorizos que pululan por las zonas de atracción turística están siempre al acecho y no tardan en caer como buitres sobre los incautos visitantes de la capital. La policía no lleva estadísticas sobre los extranjeros que son víctimas de la inseguridad ciudadana, pero asegura que recibe a diario una media de 15 o 20 denuncias de robos de pasaportes.

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La delincuencia en Madrid baja considerablemente durante estos meses de verano por la sencilla razón de que muchos chorizos se toman vacaciones. Pero en la capital se quedan otros colegas que, en cambio, hacen su agosto. Son los revientapisos, los tironeros, los descuideros, los carteristas y algún tipo de timadores.Los ladrones de domicilios aprovechan que sus propietarios están en la playa para desvalijar las viviendas. En cambio, hay otros delincuentes que viven a costa de los visitantes que llegan por estas fechas a Madrid, principalmente desde el extranjero.

Basta con pasear cualquier día por los alrededores del museo del Prado, para ser testigo del trabajo de estos delincuentes. No es raro ver a un joven salir a la carrera con el bolso que acaba de arrebatar a una sexagenaria norteamericana o la cámara fotográfica sustraída a un japonés, mientras estos gritan y gesticulan como posesos.

La zona del museo del Prado es, según fuentes policiales, una de las predilectas de los cazadores de extranjeros. Pero también suelen actuar con frecuencia en los alrededores del palacio de Oriente, en las calles de Preciados, Mayor y otras próximas a la Puerta del Sol y al casco antiguo de la capital.

Otros puntos de actuación de los delincuentes son las estaciones de ferrocarril y el aeropuerto de Barajas, donde suelen operar con gran éxito los descuideros. Aprovechan la aglomeración de público y el despiste de los recién llegados para apoderarse de sus maletas con facilidad.

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El método habitual utilizado por los delincuentes que asaltan a turistas es el del tirón. Los bolsos de las extranjeras representan un buen botín para estos individuos, no sólo por las divisas, las tarjetas de crédito y los cheques de viaje, sino porque también contienen uno o más pasaportes. En esta época se sustraen a diario alrededor de 15 ó 20 pasaportes.

"El pasaporte significa dinero contante y sonante", dice un policía, "y los delincuentes obtienen por ese documento alrededor de 75.000 pesetas". Los pasaportes americanos son los más valiosos y cotizados, seguidos de los europeos, suramericanos y de los países árabes. Los autores de las sustracciones acostumbran a vender los pasaportes a un receptador, quien posteriormente lo revende a un falsificador. "Hay una industria perfectamente organizada en torno a los pasaportes", añade el mismo funcionario.

Además de los tironeros, otros de los que viven a costa de los extranjeros son los descuideros -que roban equipajes aprovechando el descuido de sus dueños- y los carteristas, que usan sus hábiles dedos para apoderarse de los billeteros de los guiris cuando éstos contemplan embobados cualquier monumento histórico.

Otros especialistas- que actúan como parásitos contra los extranjeros incautos son los timadores. Algunos de estos individuos practican el denominado timo de la mancha: se ofrecen amablemente a limpiar la chaqueta del turista, con la excusa de que tiene suciedad en la espalda y, cuando la víctima se despoja de tal prenda, los cacos aprovechan para limpiar hábilmente la cartera depositada en el bolsillo interior.

'Trileros'

Por la zona de la plaza de Sevilla y en las cercanías del palacio de las Cortes, en la carrera de San Jerónimo, se han registrado algunos casos de extranjeros que han sido atracados a punta de navaja. Pero fuentes policiales aseguran que no es frecuente que los turistas sufran este tipo de ataques.Ayer mismo, fueron puestos a disposición judicial Luis Ejarque Calvo, de 48 años, y Francisco Gómez García, de 28, acusados de haber robado a un brasileño divisas por importe de unas 400.000 pesetas, según fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

El extranjero declaró que caminaba por la Gran Vía cuando fue invitado por dos hombres a intervenir en el denominado juego de los triles. Según sus manifestaciones, los desconocidos le arrebataron posteriormente por la fuerza 2.000 dólares, 6.000 francos franceses y 3.000 pesetas.

Agentes adscritos a la Brigada de Seguridad Ciudadana detuvieron horas después a los dos trileros (jugadores ilegales), quienes intentaron hacer desaparecer el dinero presuntamente sustraído al turista brasileño, según las fuentes informantes.

Ejarque cuenta con 23 antecedentes policiales, mientras que Francisco Gómez había sido detenido con anterioridad en seis ocasiones. Se les ocuparon seis tapones y dos bolitas, artilugios utilizados habitualmente en los juegos ilícitos, además de dos mesas.

Una de las dificultades con que tropieza la policía para hacer frente a este grupo de chorizos de poca monta es que la mayoría de los hechos que cometen están calificados judicialmente no como delitos, sino como simples faltas.

"Cuando se sorprende a un carterista", dice un inspector, "lo que se hace es comprobar si tiene pendiente alguna reclamación. Si no es así o si la cantidad sustraída es inferior a 30.000 pesetas, no se le puede detener. Tan sólo se le hacen diligencias y se da cuenta al juzgado".

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