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El Consejo de la Magistratura de Italia, dividido sobre la lucha anti-Mafia

Juan Arias

El jefe del Estado, el democristiano Francesco Cossiga, difícilmente podía imaginarse, cuándo pidió a los ministros de Justicia y de Interior y al Consejo Superior de la Magistratura que le informaran sobre lo que estaba pasando en el palacio de Justicia de Palermo, que acababa de meter el dedo en un verdadero avispero. De hecho, y como titulaba ayer Il Messaggero, en este momento en Palermo "están todos contra todos". Ni siquiera las deposiciones de 27 magistrados han servido para aclarar la situación. Al revés, el Consejo se ha dividido en dos sobre la lucha anti-Mafia.Algunos de sus miembros defienden al jefe de los jueces de Palermo, Antonino Meli, y otros se han puesto de parte de Giovanni Falconi y del grupo de magistrados anti-Mafia y han dado razón al fiscal jefe de Marsala, Paolo Borsellino, que había acusado a las instituciones del Estado, e indirectamente al supremo órgano de los jueces, de haber abandonado la lucha contra la Mafia.

Al mismo tiempo, en Palermo, ha dimitido el jefe de la policía motorizada, Antonino Nicchi, de 43 años. Curiosamente, días atrás, el ministro de Interior, Antonio Gava -de quien han pedido de nuevo la dimisión comunistas y radicales- había afirmado que la situación policial en Palermo era del todo "normal". Ayer, asimismo, el presidente del Gobierno, Ciriaco de Mita, convocó de urgencia a los ministros de Justicia y del Interior para estudiar con ellos la grave situación que se está creando.

El Consejo Superior de la Magistratura, que ha trabajado toda la semana sin descansar ni sábado ni domingo, escuchando a 27 magistrados, ha hecho todo lo posible para convencer a Falconi y a sus compañeros del grupo anti-Mafia a retirar sus dimisiones para poder seguir trabajando en Sicilia. Pero todo fue inútil. El lunes por la tarde hubo la tentativa de interrogar de nuevo, pero esta vez juntos, a Falconi y a su superior, Meli. Pero tuvieron que ser escuchados separadamente porque ninguno de los dos aceptó la deposición conjunta.

Al fin de la dura jornada, Falconi, desmintiendo los rumores de las agencias de que había retirado su dimisión, confirmó que todo era falso y que él se quedaría en Sicilia sólo bajo "garantías muy concretas", y que no le bastaban las "buenas palabras".

Ayer, tanto Falconi como Meli, regresaron a Palermo, mientras anoche se hablaba de la posibilidad que el Consejo Superior de la Magistratura diera a conocer un documento sobre toda la situación de Palermo y sobre las eventuales soluciones del conflicto.

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