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Aranjuez, parada y fonda

La puesta en funcionamiento de la variante, considerada perjudicial por los comerciantes

A cuatro meses de la apertura de la variante de Aranjuez en la carretera nacional IV, Madrid-Andalucía, el tráfico rodado en el casco urbano se ha reducido entre un 80% y un 90%. Y se ha terminado con uno de los puntos negros de la Dirección General de Tráfico. Sin embargo, no ha llovido a gusto de todos. Hay menos coches y menos polución, pero también hay menos clientes. Las cajas registradoras de los comerciantes han empezado a contabilizar los efectos de la variante y los empresarios -especialmente los que tienen sus tiendas junto a la antigua carretera- añoran el tráfico perdido.

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Los turistas pasan de largo

"Durante los meses de julio y agosto recibíamos la visita de muchos viajeros que paraban para comprar cualquier objeto de regalo, y, sin embargo, ahora en un día de diario, apenas se ve un coche aparcado en las inmediaciones del jardín de la Isla o en los alrededores de la plaza de San Antonio, y sólo en los fines de semana es cuando llegan visitantes". Para los comerciantes situados en la carretera, la variante ha repercutido muy negativamente. Sus negocios dependían casi exclusivamente de los automovilistas que circulaban por la citada vía, que frecuentemente detenían sus coches para adquirir objetos de recuerdo, tomarse un café o llevarse una canastilla de fresas recién cogidas o un manojo de espárragos."Ahora", señalaba la dueña de uno de los bares más tradicionales de la carretera, "sólo tenemos público los sábados y los domingos; los días de diario no viene nadie desde que quitaron la carretera. Antes se vendían muchos bocadillos por la mañana, se tenía una clientela, y ahora ya no pasan".

Durante los primeros días de funcionamiento de la variante apenas si circulaban por ella unos pocos vehículos pesados y escasos automóviles con matrículas que no fueran de Madrid. Sin embargo, en estos últimos días se ha producido un cambio importante: ha aumentado ligeramente el número de camiones e incluso de autobuses que circulan por la antigua carretera, en lugar de hacerlo por la variante.

"Esto ha sido una ruina"

Las típicas freseras, cuyos puestos están situados a la entrada de Aranjuez, han sido las más perjudicadas por esta nueva situación, según sus propias palabras. "Esto ha sido la ruina, no podemos decir que se haya reducido la venta; es que, desde que existe la variante, para nosotras ha llegado la ruina, no pasa ni un cristiano".Las freseras consideran que el tráfico se ha reducido en un 90%, y piensan que si no se encuentra una solución satisfactoria a sus problemas "no vamos a tener más remedio que entregar las llaves y dejar los puestos al Patrimonio para que disponga de ellos a su antojo".

Los puestos de fresas son propiedad del Patrimonio Nacional, que los alquila para su explotación. Aunque llevan tres meses sin pagar alquiler, "porque no se sabe quién pasará el recibo, sí el Ayuntamiento de Aranjuez o la Comunidad de Madrid, y mientras se decide de quién es la propiedad, aquí no viene a cobrar ningún organismo". El pago del alquiler, más los gastos corrientes y los impuestos, supera ya las ganancias.

Mientras, siguen esperando que algún representante de la alcaldía o de la Cámara de Comercio les explique cuáles van a ser sus ventajas, si es que van a tener alguna, al crearse en la nueva variante el área de servicio proyectada. Algunos comerciantes tienen sus esperanzas puestas en esta zona de recreo y descanso para conductores.

"Dicen que el alcalde nos está esperando, pero aquí no ha mandado nadie invitación alguna". Las freseras, sin embargo, reconocen que no han hecho nada. Sólo intentaron hablar con el presidente de la Cámara de Comercio en los primeros días de funcionamiento de la variante, pero no consiguieron hablar con él porque no eran miembros de la comisión de afectados por la variante. De esta comisión, aseguran, no han recibido ningún escrito.

La alcaldía ya reconoció en su momento que las freseras eran las verdaderas perjudicadas por la nueva variante y declaró que podrían disponer de un lugar en el área de servicio proyectada, para seguir ejerciendo la actividad que han desarrollado durante años en las entradas y salidas de Aranjuez.

Dicha área de servicio será proyectada por Mercasa; se sabe que contará con unos 20.000 metros cuadrados de terreno, y que díspondrá de un hotel, una zona comercial, una estación de servicio, un restaurante y un parque infantil.

No obstante, se desconoce si será además un escaparate de Aranjuez, porque la concesión tendrá que realizarla el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU). Concesión a la que se opone la mayoría de los comerciantes locales, porque no tendrán mayores ventajas en una subasta pública que cualquier otro empresario del país; por todo ello se consideran los más perjudicados.

Mercado de abastos

Los comerciantes del mercado de abastos, situado en el centro del casco urbano de la localidad y lugar de paso obligado para los vehículos que circulan por la carretera Nacional IV, también se han visto perjudicados en cierto grado.Éste es el caso de los vendedores de aceite, cuyos principales clientes eran los miles de marroquíes que normalmente atravesaban la ciudad en estas fechas camino de Algeciras. "Las garrafas de aceite de cinco litros se vendían mucho a los moros que pasaban por aquí y paraban expresamente para realizar estas compras, porque en sus países de origen es muy caro".

La venta de alcachofas y espárragos, hortalizas que junto con los fresones forman el triángulo de los productos tradicionales de la huerta de la vega de Aranjuez, denominada el oasis de Castilla, también se ha visto perjudicada por el descenso de turistas. Estos productos han empezado a ser sustituidos por el cultivo de cereales, que necesitan menos cuidados.

La larga crisis entre los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Aranjuez también ha dificultado la realización de una evaluación seria de los efectos de la variante y la adopción de medidas económicas alternativas.

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