Corrida del arte menor
Resulta incómodo ir contra corriente. Los paisanos de Paula vibraban de entusiasmo mientras Rafael componía la figura a cabeza pasada, daba un muletazo aquí y otro acullá, casi siempre fuera de cacho, o con la muleta tropezada. Es cierto que algunos pases aislados tenían plasticidad, pero eso no basta para llamarle toreo, ni menos corresponde al título de la corrida de ayer: Del arte del toreo. Vamos a dejarlo en arte menor. Menor, igual que fue la asistencia del público al coso jerezano. Mucho entusiasmo por Paula, pero luego no van a verle. Con muy buena voluntad podemos registrar media entrada. Sin embargo no cabe duda que de los fieles paulistas que hay en Jerez, el domingo estaban los más fervorosos. Toreó a la verónica a sus dos toros por el lado derecho. Por el izquierdo, tampoco con la muleta conseguía estarse quieto. Fue su lado hosco.Su primer toro fue un manso que se vino abajo nada más empezar la faena. No es Rafael, ni tiene por qué serlo, torero de porfía, por lo que en vista de su mansedumbre, lo mató enseguida, de estocada corta caída. Su cuarto, el que se fue sin orejas al desolladero, por nior de la magnanimidad de los fieles paulistas, bien interpretada por el usía, fue muy bravo, y tras pasarlo de muleta en la forma antedicha, lo mató de una estocada muy caída, que juicios más severos calificarían de bajonazo.
Puerta Paula, Niño de la Capea, Cepeda
Toros de Diego Puerta, desiguales de presentacion y manos, excepto el cuarto. Rafael de Paula: Ovación y dos orejas. Niño de la Capea: Oreja y ovación con saludos. Fernando Cepeda: Vuelta y palmas. Menos de media plaza. Plaza de Toros de Jerez. 3 1 de julio. Corrida del arte del toreo.
Cepeda, lo mejor
Lo más importante de la tarde lo hizo, precisamente, el único diestro que no cortó orejas: Fernando Cepeda. Su primero era un toro probón, incierto, al que el sevillano aguantó lo indecible, y los escasos muletazos que le sacó fueron meritísimos, pues no era fácil someter la descompuesta embestida de su enemigo. El sexto fue todavía más manso y quizá Cepeda estuvo menos decidido.Las mejores verónicas de la tarde, obviamente por ambos lados y embraguetándose, correspondieron a Fernando Cepeda. A su primer toro, lo mató de una buena estocada, y al sexto lo atravesó.
El Niño de la Capea anduvo bullidor y poco más. A la faena a su primero, sobre la mano derecha, le faltó sosiego y conseguir centrarse por el lado izquierdo. La munificencia del público jerezano fue más extremada todavía con la oreja a Capea que con las dos que solicitó para Paula. Su faena al segundo fue más meritoria que la anterior, ya que el toro tenía más que torear. Sin embargo, tras la exaltación paulista del cuarto, la labor del salmantino pasó desaparecibida.
Babelia
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