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El Soviet Supremo limita el derecho de manifestación

Pilar Bonet

Los mítines, reuniones, marchas y manifestaciones callejeras en la URSS han sido sometidas a unas restrictivas condiciones, de acuerdo con un decreto del Presidium del Soviet Supremo de la URSS publicado ayer en Moscú.Según el decreto, firmado por Andrei Gromiko, presidente del Presidium, los mítines y manifestaciones deberán contar con autorización de los órganos de poder local (ayuntamientos o comités ejecutivos) y sólo podrán sol¡citar tal autorización personas que hayan cumplido los 18 años y representen aun colectivo. Este colectivo podrá ser desde una empresa a un grupo de ciudadanos, incluidos los grupos de aficionados, una categoría a la que se acogen muchas de las organizaciones denominadas informales por no tener un lugar reglamentado en la sociedad soviética.

La autorización deberá pedirse por escrito con 10 días de anticipación, y los responsables deberán indicar lugar, hora, número de asistentes esperado y nombre de los organizadores.

Los poderes locales deben contestar por lo menos 5 días antes del evento, y están facultados para proponer otro lugar y hora, así como para prohibirlo, basándose en la anticonstitucionalidad, amenaza del orden público y la seguridad.

Los solicitantes pueden quejarse a instancias superiores, según señala el decreto, que no indica el plazo para la resolución del conflicto.

Las autoridades tienen derecho a interrumpir las manifestaciones, y marchas callejeras sin autorización. Además, los órganos de poder de las repúblicas, regiones, distritos y municipios de la URSS pueden complementar las normas publicadas ayer, de acuerdo con las condiciones locales y basándose en la Constitución de las repúblicas federadas y autónomas. Este punto da un amplio margen a diversidad de interpretaciones, de acuerdo con la tolerancia o rigidez de las autoridades, locales.

El Decreto publicado ayer supone una consolidación de las llamadas normas temporales, promulgadas en 1987 tras la primera gran oleada de manifestaciones y mítines que se produjeron al calor de una mayor tolerancia oficial, y han sido criticadas por representantes de diversos grupos informales.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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