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Dulkakis triunfa con su oferta de cambio tranquilo

Francisco G. Basterra

Michael Dukakis, otro hijo de Massachusetts como John F. Kennedy, inició ayer el asalto final a la Casa Blanca tras recibir, por aclamación, la designación del Partido Demócrata en Atlanta (Georgia), capital de la Coca-Cola y de Lo que el viento se Ilevó. Dukakis, un tecnócrata pasado por Harvard que inspira competencia, pero no entusiasmo, ofrece un cambio tranquilo a ocho años de reaganismo y una mejor gestión del país, libre de extremismos ideológicos.

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"Dios mío, que no me saque a bailar"

Dukakis, de 54 años, con un partido unificado detrás, pronunció anoche el parlamento más importante de su vida política: el discurso de aceptación. Como una concesión a la familia -valor en el que insiste el candidato y clave para los demócratas este año- y a Hollywood, Dukakis fue presentado por su prima Olympia, la actriz que logró un Oscar por su interpretación en Hechizo de Luna.

Sin populismo, sin demagogia, sin ataques personales a Bush o a Reagan, el Duke ofreció su visión de Estados Unidos y de a donde quiere llevar al país. Se esperaba un mensaje de crecimiento económico "mejores trabajos y mejores salarios". Significaba el definitivo lanzamiento del hasta hace muy poco, oscuro gobernador 50 minutos de televisión a las diez de la noche. Para millones de ciudadanos fue la primera oportunidad de escuchar y valorar al candidato demócrata.

Eran las 11.17 de la noche del miércoles (las 05.17 de la madrugada del jueves en España), cuando California el Golden State, ponía 235 votos en la columna del hijo de inmigrantes griegos y le daba la designación oficial a la presidencia. El Estado más rico y más poblado del país, que se anunció a sí mismo como "la tierra del corazón y la esperanza, que el 8 de noviembre significará el margen de victoria", hacía saltar el marcador electrónico del Omi Arena a 2.248 votos. Dukakis traspasaba la barrera de lo 2.081 necesarios para la designación.

Y el futurista escenario de la mayor fiesta de la democracia norteamericana estalló en un embravecido mar azul de miles de carteles de Dukakis for president y Duke, Duke, Duke, mientras se plegaban las enseñas rojas del derrotado pero protagonista de la Convención, el reverendo Jesse Jackson.

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La banda de metal atacó el You are a grand Flag, mientras los delegados puestos en pie en las sillas y moviéndose rítmicamente bailaron durante 18 minutos sin dejar de aplaudir y gritar: "Vamos a ganar" y "queremos a Mike".

Es notable que, sin una gota de alcohol y sin sol, pueda re

producirse, en nombre de algo tan teóricamente aburrido como la política, un espectáculo tan parecido al desenfreno de las peñas en los tendidos de sol en una tarde de toros en San Fermín. Aunque aparezca desproporcionada para la grave dad y la trascendencia eu ropeas, los norteamericanos han convertido el proceso presidencial en una genuina fiesta de participación. Y resulta tremendamente divertido vivirla desde dentro. Aunque luego voten muy pocos, pero ese es otro cantar.

Brindis con champaña

Dukakis con su madre Euterpe que dice que su hijo de pequeño ya quería ser presidente, su mujer Kitty, y sus tres hijos: John, Andrea y Kara, siguió la votación por televisión desde la suite del hotel Hyatt. El candidato ya coronado rompió su comedimiento, sonrió brevemente y brindó con champaña, un ver dadero exceso para un hombre al que la inquisitiva Prensa de EE UU sólo ha podido achaca el vicio del aburrimiento. Los hombres de Dukakis, que no dejan nada al azar, habían preparado que fuera California el estado que decidiera la designación. Para ello pasó en primera vuelta y se reservó para una segunda llamada. Es una señal de que California, la cuna política de Reagan, puede decidir este año la presidencia, y los demócratas, por primera vez desde que lo hiciera en 1964 Lyndon Johnson, tienen posibilidades de ganar el Estado con más votos electorales.Jackson, en un gesto que indica que da por concluída su inspirada campaña, envió a uno de sus principales asesores a la Convención para pedir una designación de Dukakis por aclamación. Sólo unos pocos nóes se escucharon en la sala. Pero antes, el nombre del líder de los derechos civiles fue sometido a votación y logró 1.218 votos frente a los 2.876 de Dukakis.

"El gran Estado de Alabama que representa el nuevo espíritu y el nuevo Sur anuncia con orgullo que concede 37 votos a Dukakis y 28 a Jackson". Así comenzó el rito de la llamada de los 50 estados de la Unión, más Puerto Rico y los territorios del Pacífico y los demócratas en el extranjero (que representan los derechos de tres millones de estadounidenses residentes en el exterior y que dieron ocho votos al Duke). Alaska se presentó como "el que produce más petróleo"; Florida, el Estado "que crece a un nivel de 1.000 residentes diarios", y Washington como "donde se construyen los aviones que os han traído a At1anta". Los votos se anunciaban en un tono mezcla de festival de Eurovisión y anuncio del peso de los boxeadores antes de la pelea.

[Adolfo Suárez, líder del Centro Democrático y Social de España (CDS), habló ayer en Atlanta en nombre de los 300 políticos de 100 países invitados a la convención demócrata. El ex presidente de Gobierno expresó su satisfacción porque ese partido norteamericano comparta las preocupaciones y esperanzas de otros europeos y latinoamericanos, informa Efe].

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