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Protesta por el trato del hospital de la Princesa a un portador del SIDA

La Federación Anti-SIDA ha enviado una carta de protesta a la dirección del hospital madrileño de la Princesa, cuya versión no pudo ser obtenida ayer, por juzgar excesivas y discriminatorias las prevenciones adoptadas en el servicio de traumatología con un infectado por el virus. El paciente, que ha presentado una queja ante el hospital y estudia acciones legales, comunicó el pasado día 7 al traumatólogo que le iba a operar, Antonio Crespo-Neches, que estaba infectado, y le rogó que ello no trascendiera, lo que no sucedió.

El afectado, que no quiere divulgar su identidad, asegura que tres días después de comunicar que era portador del virus a Crespo-Neche, quien le iba operar de un nervio del pie, cambió radicalmente el trato que recibía en el hospital: sacaron a su compañero de habitación, la comida ya no se la servían con la vajilla y cubertería normales, sino que eran de plástico y desechables, con prohibición de beber en un vaso de cristal; quienes le servían la comida utilizaban guantes de plástico; la limpieza del suelo conoció un notable incremento en el uso de la lejía, co nempleo de un cubo y una fregona específicos.El doctor Crespo-Neches le hizo firmar un escrito en el que reconocía como paciente "que conoce su falta de defensas, acepta el riesgo de vida que puede correr en caso de alguna infección quirúrgica acaecida como consecuencia de la intervención".El alta firmado por Crespo-Neches reza así: "Como ha habido pequeños malos entendidos por indiscreciones cometidas, el enfermo está en una fase de nerviosismo por lo que se demora su intervención".

Secreto a voces

Según amigos de este paciente, su condición de portador se convirtió en un secreto a voces tanto entre el personal de la planta como entre sus visitantes. Algunos visitantes miraban con recelo hacia la puerta de la habitación del paciente y susurraban: "Está ahí". Y dos mujeres, cuando se entretenía en dar migas de pan a las palomas en la ventana de su habitación, exclamaron a sus espaldas: "Lo que faltaba, ahora las palomas cogerán el SIDA".El paciente finalmente entró en un estado de una gran depresión anímica, lindando con ideas suicidas, y renunció a realizarse la operación. "El jueves [14 de julio] al querer hablar no podía hablar. Rompí a llorar Y las mándibulas se me desencajaron".

Crespo-Neches asegura que sólo comunicó a su equipo médico que dicho paciente era portador y negó que hubiera ordenado estas prevenciones. Preguntado por qué le hizo firmar un papel en el que atribuía toda hipotética complicación a su inmunodeficiencia, cuando sólo se trata de un portador del virus y no un enfermo, Crespo-Neches alegó: "Es igual, está infectado, y la intervención lo activa".

Sobre el hecho de que retiraran a su compañero de habitación Crespo-Neches explicó: "Lo que no puede decir es que: estuvo encerrado ni encamado. Pero es normal que se tenga, una cierta prevención". Este; traumatólogo añadió que el paciente tenía una segunda enfermedad infecciosa, desconocida. por el paciente, que "por secreto médico" rehusó precisar ayer. Sobre la vajilla y cubertería de plástico, afirmó que debería darse a todos los enfermos, "aunque no se hace por economía". Distintos estudios; sobre pinchazos accidentales con instrumentos contaminados en hospitales y convivencia con portadores no han revelado un solo caso de infección.

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