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Juicio en la RFA contra el libanés que secuestro un avión

La justicia alemana occidental inició ayer en Francfort el juicio contra el libanés Mohamed Alí Hamadei, presunto autor del secuestro en junio de 1985 de un avión de las líneas estadounidenses TWA y del asesinato de uno de sus pasajeros, de nacionalidad norteamericana, Robert Stelhem. El derribo, el pasado domingo, de un Airbus iraní por unidades navales norteamericanas en el golfo Pérsico ha incrementado la preocupación en la República Federal de Alemania (RFA) por la suerte del ciudadano alemán occidental Rudolf Cordes, secuestrado en Líbano desde hace 18 meses.

Mohamed Alí Harnadei había sido detenido en el aeropuerto de Francfort en enero de 1987, cuando pretendía introducir en la República Federal Alemana una gran cantidad de explosivo líquido.El juicio contra Hamadei, al que asisten unos 200 periodistas, se efectúa en la prisión de Francfort, entre impresionantes medidas de seguridad. Iniciada la vista, el juicio tuvo que ser interrumpido en diversas ocasiones, la última de ellas, por indisposición del presunto terrorista.

En la primera parte del proceso, que se prolongará hasta los primeros días del mes de agosto, el tribunal habrá de determinar la edad del acusado y comprobar si éste tenía en el momento de los hechos menos de 21 años, edad penal según la ley germanoocidental.

En caso contrario, Hamadei podría ser condenado a perpetuidad en la segunda parte del proceso, que se iniciará en el mes de septiembre y que se prevé podría durar más de un año.

Hamadei fue acusado por el Gobierno norteamericano del secuestro del Boeing de la TWA desde Atenas hasta la capital libanesa y del asesinato de Robert Stethem. Las autoridades norte americanas solicitaron a las autoridades de la RFA la extradición del presunto terrorista libanés.

Un hermano del procesado, Abbas Alí Hamadei, de 29 años, detenido en la RFA por depósito de explosivos, fue condenado en abril a 13 años por un tribunal de Düsseldorf, acusado del secuestro de dos ciudadanos alemanes occidentales, Alfred Schínidt y Rudolf Cordes, para presionar al Gobierno federal e para impedir la extradición de su hermano Mohamed a Estados Unidos.

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El Gobierno de la República Federal de Alemania, preocupado por la suerte de los rehenes alemanes occidentales secuestrados en Beirut, denegó su extradición, en un gesto que se consideró decisivo para la liberación de Schinidt en septiembre de 1987

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