Alcoholismo
Durante el año 1988 estamos sufriendo una serie de despropósitos siempre que se toca el tema de las drogas, que bloquean cualquier análisis lógico sobre las mismas.Por ejemplo, don Miguel Solans Soteras, Delegado del Gobierno en el Comisionado para la Droga, aceptó formar parte del comité de honor de las Jornadas de Información y Prevención del Alcoholismo en la Comunidad de Madrid, bajo la presidencia de honor de la reina Sofia. En dichas jornadas, el Presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, durante su turno de palabras, dijo: "Según datos obtenidos en el año 1982, más de cuatro millones de personas en España tienen problemas relacionados con el consumo de alcohol. Por las conclusiones de un estudio realizado por la propia comunidad, se han significado alrededor de 300.000 personas como bebedoras habituales de cantidades elevadas, es decir, ciudadanos con problemas de alcoholismo". En las mismas jornadas, y también en su turno de palabra, el eminente doctor Emilio Bogani (especialista en toxicomanías), en uno de sus puntos, dice: "Las cifras que baraja la sanidad oficial sobre drogadictos oscila alrededor de 100.000. Las que manejamos sobre el alcoholismo rondan los tres millones. Los primeros generan ríos de tinta. Los segundos, para la política sanitaria del país, no existen. Hay un Plan Nacional Antidroga dotado con muchos millones de pesetas, mientras la lucha contra el alcoholismo no sólo no se ha potenciado, sino que se ha desactivado".
¿Piensan ustedes, señores de la Administración, ganar esta batalla mientras nuestros adolescentes forman grupos en las calles y plazas pasándose la litrona (cerveza de litro) de boca en boca? Señores, pienso que ya no pueden cerrar más los ojos. Ustedes deberían saber, y supongo que lo saben, que todo drogadicto ha hecho su aprendizaje con la droga. En nuestro país, de cultura vitivinícola, el primer contacto del individuo con la droga es con el alcohol a edades muy tempranas.
Por todo ello, sería deseable que las distintas administraciones (central, autonómicas) informasen por las distintas televisiones y otros medios de comunicación de los falsos valores positivos atribuibles a la droga alcohol.
Supresión de la publicidad, tanto directa como indirecta, por TV-1, TV-2, TV-3 u otros medios de comunicación oficial.
Reconocimiento del alcoholismo como enfermedad social y que como tal la sociedad debe afrontarla, y que la Seguridad Social tiene la obligación de atender no sólo las consecuencias, sino sobre todo las causas.- , presidente de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados Santa Rosa,
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