Dos carreras accidentadas
La carrera judicial de los magistrados Carlos Lorenzo-Penalva de Vega y Joaquín García Lavernia se ha visto truncada por el proceso judicial seguido contra ellos, pero, antes del proceso y al margen de él, se han producido situaciones o incidentes que también han contribuido a que su trayectoria profesional haya sido accidentada. Lorenzo-Penalva, hijo de un magistrado de la Audiencia de Barcelona, ocupó la plaza de titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Palma de Mallorca en 1970. Como responsable del juzgado, el magistrado tuvo problemas con el Colegio de Médicos. Más tarde, pasó a la Audiencia de Palma hasta 1976, fecha en la que abandonó la carrera.Lorenzo-Penalva tuvo que coger una excedencia a raíz de una investigación oficial en la que se le acusó de enviar anónimos a otros magistrados. Desde 1976 a 1980 el magistrado se incorporó al despacho de su hermano Luis en Barcelona. En 1980, volvió a la carrera judicial, ocupando primero el Juzgado de Instrucción número 14 de Barcelona y después el 6 de Primera Instancia, donde se descubrieron las presuntas irregularidades.
García Lavernia fue desde 1970 titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 10 de Barcelona. En 1974 se responsabilizó del número 9 de Instrucción y 1 alrededor de 1978 pasó al 2 de Instancia.
Este magistrado fue sorprendido por la policía el 24 de febrero de 1987 en un piso de Barcelona, en el que se hallaron 75 gramos de cocaína. El juez alegó que su presencia en el piso era la amistad que mantenía con su propietario y negó saber nada sobre la existencia de droga. La policía no supo qué hacer al ver su credencial de magistrado y, por ello, el juez acabó en el juzgado de guardia. Posteriormente quedó en libertad. García Lavernia suele ser visto por los pasillos de la Audiencia de Barcelona acompañado en ocasiones del ultraderechista Alberto Royuela.
Ambos magistrados, suspendidos provisionalmente desde el procesamiento, tienen algo en común: una situación económica holgada. Lorenzo-Penalva es uno de los herederos de los bienes de su familia, entre los que se incluyen varios inmuebles. Por su parte, García Lavernia obtuvo beneficios por la cría de caballos y tiene parte en la explotación de una granja de cerdos y una finca de naranjos en Castellón. Ambos jueces han mostrado una especial preocupación ante las informaciones publicadas sobre su sumario, por las que han presentado y ganado demandas contra medios de comunicación en defensa de su honor.
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