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La junta de la Asociación de Vexilología ignoraba que tuviera subvenciones, según un directivo

Uno de los fundadores y miembro de la junta de la Asociación Catalana de Vexilología (ACV), Adolf Durán Rodríguez, ha abandonado la entidad "al comprobar que la presidenta y el vicepresidente, Anna Maria Galán, y su esposo, Sebastià Herreros, respectivamente, aún no han presentado su dimisión". La junta, según Durán, desconocía que la entidad estuviera subvencionada por la Generalitat de Cataluña.

Ambos directivos fueron invitados a poner su cargo a disposición de la junta cuando se hizo público el desvío hacia cuentas de la organización independentista Crida a la Solidaritat de parte de una subvención oficial recibida por la asociación vexilológica (estudio de las banderas).La asociación recibió 4.200.000 pesetas entre 1987 y 1988, en concepto de subvenciones oficiales por parte de la Generalitat. La existencia de estas ayudas, la supuesta contratación de seis jóvenes que jamás fueron presentados ante la junta de la asociación y el desvío de parte de aquel dinero han provocado una crisis en el seno de esta entidad, que ahora se ha agravado con la marcha de Adolf Durán. La junta de la asociación estaba compuesta por seis personas y Durán era uno de sus miembros más relevantes.

Anna Maria Galán y Sebastià Herreros, a quienes la junta les ha sido prohibido representar públicamente a la asociación, se han negado a dimitir por escrito. Sin embargo, el intento de crear una gestora para aclarar la actuación del matrimonio "ha fracasado", asegura Adolf Durán, para quien Ia ACV está herida de muerte".

Antes de presentar su dimisión como socio y miembro de la junta de la asociación, Durán realizó unas manifestaciones a este diario. Sus respuestas comprometen seriamente la gestión de Anna Maria Galán y dejan al descubierto el irregular funcionamiento de la ACV, que en estos momentos está siendo investigado por el Departamento de Trabajo de la Generalitat y por la Fiscalía de Barcelona.

El desvío de una subvención hasta las cuentas corrientes de la Crida fue el inicio de un proceso que "ha destruido una asociación que sí que ha trabajado en beneficio de Cataluña", afirma Durán.

"Instrumentalización"

En su carta de dimisión, Adolf Durán afirma que no puede "aceptar la instrumentalización" de la ACV, y precisa que no piensa que "se llegue a clarificar la situación, si no es por la vía coercitiva de instancias exteriores a la propia asociación".Adolf Durán señala que tuvo información de que la asociación había sido subvencionada con 4.200.000 pesetas por parte de la Generalitat "por los periódicos", y que ningún miembro de la asociación había sido consultado por Anna Maria Galán a la hora de pedir subvenciones oficiales procedentes del Departamento de Trabajo.

Siempre según las declaraciones de este experto en banderas y en heráldica, los miembros de la junta también supieron que la ACV había contratado a seis conocidos miembros de La Crida a través de las informaciones periodísticas. Adolf Durán reconoce que Anna Maria Galán "no ha justificado esta irregularidad" y que ignora si en aquellas contrataciones se tuvieron en cuenta criterios profesionales".

Durán cree que Anna Maria Galán debería "dimitir" y sostiene que la Crida no tiene ningún tipo de poder para representar a los vexilólogos como ocurrió el pasado 14 de mayo, cuando miembros de la organización independentista trataron de explicar la contabilidad de la ACV, que la propia junta no ha controlado dadas las características altruistas de la entidad.

Tradicionalmente, la ACV se financiaba con las cuotas anuales de los socios, los, pagos de los municipios para los que se realizaban estudios vexilológicos y ayudas desinteresadas.

La Crida también se ha erigido en portavoz de la ACV en ocasiones sin solicitar permiso a la junta. Durante la campaña electoral, los dirigentes de la Crida entregaron a los partidos parte de la documentación de la ACV para justificar la gestión de Galán.

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